sábado, 6 de abril de 2013

Tercera temporada de un poder que no para


Por Ariel Torres

Por hoy dejo al economista de lado, y dejo que mi alter ego se fanatice con este juego de tronos que tanto me apasiona. Con aquella Canción de hielo y fuego, George Raymond Richard Martin me cautivó. Una obra magna, sin duda. Pero con Game Of Thrones me pasa que la siento como una mínima dosis de esa monumental serie de libros que leen repetidamente y de arriba abajo; apenas ese paso de las páginas a las imágenes que los fans siempre miramos a punta de desconfianza. Nada nuevo: sucede con J. R. R. Tolkien y la inconmensurable El señor de los anillos. Cuando esos libros reverenciados y estudiados al detalle van al cine, el recelo que nos invade es mayúsculo. 
Pero algo sacudió esos cimientos sólidos e imperturbables con el estreno mundial de la tercera temporada de esta serie, ocurrido el domingo 31 de marzo en la pantalla de HBO: la llegada a la trama de los acontecimientos narrados en Tormenta de espadas, el libro preferido de los fans entre los cinco que conforman la saga. Seremos nerds, pero con corazón; y desde que el 3 de junio de 2012 Game of Thrones se despidió con la épica imagen de Daenerys Targaryen como ama y señora de los pequeños y recuperados dragones que le habían sido obsequiados por el Master Illyrio Mopatis en ocasión de su casamiento con el Dothraki Khal Drogo (y que ya crecerán, escupirán llamaradas y todo eso: paciencia), la espera se les hizo interminable. 
Es que un hiato de nueve meses puede ser más que un parto. Pero todo llega y la nueva temporada, que en realidad consumirá la primera mitad de Tormenta de espadas, ya está aquí. Será "la El imperio contraataca de Game of Thrones". Algo así como el paso obligado por la médula de la historia, como sucedió con la película que promedió la saga inicial de Star Wars.   Es decir, estamos en un tramo importante del cuento, donde suceden cosas relevantes y, otra vez, habrá sangre. 
David Benioff y Dan Weiss, los creadores de la serie, dieron precisiones sobre la decena de capítulos que se vienen. Una cantidad que resulta siempre escasa, pero que en esta oportunidad ofrece el consuelo de que, en promedio, durará más de lo acostumbrado: unos 56 o 57 minutos, que a la larga, y sumándolos, entregará ese capítulo extra que históricamente reclamamos. En cuanto a la trama, lo que agregaron no es demasiado puntilloso pero sí prometedor. Weiss aseguró: "Llegan eventos de una magnitud que antes no habíamos tenido", mientras que Benioff subió la apuesta: "Hay una escena que no podemos revelar y que dejó al team que trabaja en la serie devastado. Nunca los vi tan emocionados. Y si esa escena tuvo un efecto tan grande en quienes la hicieron, creo que va a tener uno mucho mayor en el público", adelantó. 
De todas maneras conviene, antes de enfrentarse a estas nuevas entregas, ver Game of Thrones. A Gathering Storm, un corto de exactos 14 minutos que recapitula la segunda temporada, y donde productores y miembros del cast hacen un racconto que no para hasta poner a punto caramelo las ansias de ver lo que se viene, eso que en este mismo instante es entregado por la pantalla de HBO, un canal que ya anotó a Game of Thrones como la tercera serie más exitosa de su historia gracias a una base constante de más de 11 millones de espectadores solo en EEUU. Y qué se viene? Nada menos que el incremento del poder de los Lannister con la llegada de Tywin, patriarca y brazo fuerte de la familia, a Desembarco del Rey, donde gobierna su cobarde nieto Joffrey; la reacción por tal hecho de su hijo, el enano Tyrion (quizás el mejor personaje de la historia, interpretado por el gran Peter Dinklage); el avance desde el Norte de los Salvajes, con Jon Snow infiltrado entre sus filas y en escarceo amoroso con su captora, Ygritte; la amenaza constante de los Otros; la escalada de Dany Targaryen, que comenzará a reunir a su ejército de eunucos para reconquistar sus derechos de reinado; el viaje del "Matarreyes" Jaime Lannister bajo la férrea custodia de la caballeresca Brienne; la marcha lenta de la jurada venganza de la muerte de Ned Stark, de parte de su esposa Catelyn y su hijo, Robb, y mucho más. 
Todo, claro, con el objeto de desembocar en el premio mayor: el dominio total de Poniente, ese latifundio inabarcable dividido en siete reinos feudales y regido por un único Trono de Hierro. Ese que ambiciona poseer cada uno de los involucrados y que desata una trama de luchas, guerras, intrigas, muerte y traiciones. El mismo que significa el poder absoluto. 
Una apretadísima síntesis para enganchar a los pocos que aún no han desembarcado en esta serie particularmente atrapante.

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