Por Ariel Torres
A esta altura de las cosas, señora, usted ya conoce el respeto y la admiración que le tengo. Sabe también que soy un
soldado (raso) de la causa, y que no la considero una presidenta, sino una
reina. Por eso, desde la humildad de un lacayo servidor permítame el atrevimiento de
decirle que están pasando cosas raras; señora, se está enturbiando todo. En nombre de su reino, haga
algo! (además de hablar, digo.)
Ya es todo un síntoma muy preocupante el hecho de que se le están animando todos. No me refiero sólo a Moyano,
que es un peso pesado, claro que convengamos que Néstor lo quería grande y poderoso, y así lo hizo.
Tampoco estoy hablando de Scioli, que, aunque no me lo explique, está lleno de votos. Estoy hablando de
una sarta de audaces que empezaron a vender un relato distinto. Hasta ahora
había un solo relato y una guerra cultural ganada, y de pronto aparecen estos
pícaros que dicen o hacen cosas que no me gustan nada.
Y como para muestra basta un botón, un buen ejemplo es la senadora Rojkés de Alperovich, la mujer del gobernador tucumano.
Persona de su confianza, señora, y un alineado -no dije alienado- total. Pues bien, esta semana se concedió el tupé de elogiar a Moyano y de decir que usted no va a ir por la re-re. Es
gravísimo. La Rojkés antes no iba al baño sin pedirnos permiso. O hacemos algo .señora nuestra- o se nos va a animar hasta Barone.
También fue el otrora amigo Lorenzetti -presidente de la Corte- el que criticó la re-re. Uno entiende
que se muera de ganas de mudarse a la Casa Rosada, pero eso de hacer un raid
mediático para tirarnos pálidas me parece, como diría usted, too much (a propósito, felicitaciones, lo
está pronunciando mucho mejor). Se acuerda, milady, cuando una llamada suya lo
hacía temblar? Este señor no sabe quién tiene el monopolio del micrófono? Y
si le volvemos a mandar a Hebe? Y si lo asustamos con Todorreno Oyarbide? No
creo que funcione. El que nos podría dar una mano es Zaffaroni, siempre que no esté muy
ocupado con sus operaciones inmobiliarias.
La gota que derramó el vaso fue que Aníbal haya reconocido que lo de la inseguridad no
es una sensación. Es cierto que tiene sus cuentas pendientes con la Garré, pero
no estoy dispuesto a soportar que nos reme en contra. Aníbal es el general del
ejército de los sometidos. Si se atreve a deslizar una crítica es porque
estamos en el fondo del mar. Hasta prefiero una deserción de Víctor Hugo;
total, la gente no le cree ni cuando canta los goles.
Sabe lo más precupante? Que la que se esconde detrás de las cortinas sea YPF, nuestra YPF, cuando el miércoles subió los precios
7%. Pero cómo, no iba a estar al servicio del pueblo? Señora, llámelo a
Kicillof y pídale una explicación. Primero, porque nunca hay que privarse de
una clase de mi amigo Kichi, que entre Keynes, Marx, Moreno y Galluccio está
logrando una síntesis incomprensible, pero superadora. Y segundo, porque es un
chico al que cada tanto hay que tirarle las orejas. La economía cruje y él anda
por la vida sonriendo hasta en los velorios. Esas patillas siempre me trajeron mala espina.
Ya hace unos días vengo haciéndome mala sangre con los columnistas políticos de los diarios: parece
que se pusieron de acuerdo para especular con que usted, señora, no está bien.
No es que antes la trataran con algodones, pero ahora se animaron a poner en
duda su... -me tiembla el pulso, no sé cómo decirlo-, su... equilibrio emocional. Pusilánimes! Irreverentes! Confunden carácter con perturbación; un simple cambio
de humor con inestabilidad anímica; congoja con depresión.
Lo que sucede es muy simple, mi señora: se la dan de psicólogos y no entienden nada. Sólo una persona
que está en todos sus cabales es capaz de gobernar en medio de una crisis feroz
sin escuchar a nadie; sólo alguien que está muy cuerdo puede sobrellevar la
compañía de Moreno; sólo el que está en perfecta armonía espiritual y psíquica
resiste a un vice como Boudou y sus Cicconerías.
No quiero aburrirla mucho, pero insisto con mi clamor. Haga algo porque se están animando todos. Qué es eso de
que Abalito Medina vaya a hacer papelones a Diputados, negando la inflación, la
inseguridad y los billetes de Ciccone. No negó la ley de gravedad por falta de
tiempo. Sospecho lo peor: se creyó que es jefe de Gabinete.
Pero lo que me saca de quicio es que Lorenzino saque la cabeza y hable. Yo que usted le aplico un golpe de
Kicillof ilustrado. Y no entiendo lo de Boudou pidiéndole seriedad a Scioli, al que aún las carcajadas no lo dejan hablar.
Monarca nuestra,
reaccione. Sí, sí, ya sé que esta semana habló todos los días, que hizo estallar el
anunciómetro y que tiene previsto pelearse con la otra mitad del mundo en las
próximas horas. Pero quizá con eso no alcance. Se disgrega la tropa y se nos
atreven hasta los cuatro de copa. De buena onda le pregunto: no habrá algo
para corregir, para cambiar, para reiniciar, para revisar...?
Su respuesta, no por conocida, deja de ser reveladora:
"Retírese, desestabilizador".
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