sábado, 14 de julio de 2012

Codo a Codo con Scioli


Por Ariel Torres

Tengo una buena opinión sobre Daniel Scioli. Buena. No es sobresaliente pero creo que con excepción de Juan Pablo II y mi mamá... nadie la tiene para mi. Lo conocí en los 80, accidentalmente  en Europa, esos encuentros de argentinos, y resultó ser amigo de otro GRAN amigo mío: Jorge Raúl Recalde. El día de su accidente viajamos juntos desde Córdoba a Rosario para verlo y estuvimos con la que hoy es su esposa.
Hecha la presentación del caso, Daniel Scioli me hizo vivir esta semana uno de esos momentos que no olvidaré. Aun sabiendo que trabajo para la señora, me invitó a desayunar a su quinta de Villa La Ñata, en Tigre. Quería hablar de política, pero por sobre todo quería abrirme su corazón. Ese fue el primer descubrimiento: Daniel no es puro cálculo. Dentro de él late un noble corazón.
Si bien nunca fue su fuerte, dicen que el tipo se ha convertido en una máquina de trabajar y  trata a los que trabajan con él como si fueran máquinas. Y que no tiene otra ideología que el poder. Pues bien, la imagen que me llevé fue muy distinta. Daniel es capaz de tener sentimientos. Y, más importante, es capaz de someterlos. Es decir, es un estoico, lo cual lo ubica en las fuentes de la filosofía clásica. Qué interesante: fui a encontrarme con un político frío y especulador, y me encontré con un pensador del helenismo.
Para mi natural sorpresa, me mandó a buscar en su helicóptero. Aunque eran las 8 de la mañana, ya había salido a correr, ya había hablado con los Pimpinela y ya había escuchado el clamor de su hermano Pepe: "Rompé los esquemas, Daniel, rompelos de una vez".
La casa de Villa La Ñata es una quinta espectacular. Diría que es un parque temático dedicado a Daniel Scioli. Tiene un museo enorme que es un largo recorrido por su vida. Sus trofeos, sus recuerdos, fotos con el Papa, con Menem, con Néstor, con Cristina, y conmigo. Sí, sí, pegadita a la de la viuda. Me la muestra y dice, orgulloso: "Me debo a ella". Yo le pregunté: "Y ella cuánto te debe?" Se atragantó por primera vez en el día, pobre.
Es increíble la cancha de fútbol que tiene en las instalaciones, con tribunas y vestuarios. Daniel contrató a un equipo que juega para él. Y hasta cuenta con un relator (argentino, no uruguayo, y no pide pagos extras). Toda esa organización está muy bien porque él usa el fútbol para hacer política, el muy pillín... En el verano jugó un partido con Macri y, hace poco, con los Moyano. Hasta Tevez estuvo. Le pregunté si este brote de autonomía lo había convertido en el partido más caro de la historia, por los 2000 millones de pesos que ahora Cristina no le quiere mandar. Segunda vez que se atragantó.
Nunca me había sentido tan cerca de la corte, como estando allí. Los fines de semana pasan por La Ñata empresarios, cantantes, deportistas, legisladores, vedettes, figuras de la TV. Cuando va un intelectual, le sacan fotos. Adoré los flashes ese día. Nuestro diálogo se pareció bastante a una entrevista, muy fluida: yo le preguntaba de todo y él me contestaba lo que quería. Pero basta de prolegómenos. Reproduzco aquí una conversación que dice mucho de estos tiempos, de nuestros dirigentes, y dice mucho de un gobernador que, en términos generales, no dice nada.
-¿Sos víctima de un golpe de Estado?
-No. La Presidenta golpeó sobre la mesa para llamarnos a todos a gestionar mejor (ahí me atraganté yo). Los bonaerenses estamos poniendo el hombro, en paz y con felicidad.
-¿Felicidad? ¡No podés pagar los sueldos y tenés los gremios en la calle!
-Yo confío en Cristina, confío en los gremios y confío en el Servicio Meteorológico Nacional, que dice que vendrán tiempos mejores.
-Mirá, hacé algo o te come Mariotto.
-Gabriel es un amigo y nos entendemos muy bien. Yo lo llamo por teléfono y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está trabajando por los bonaerenses.
-Lo que no entiendo es cómo, después de tantos años de sumisión, todavía dicen que no sos un kirchnerista auténtico.
-Soy súper kirchnerista. Fijate que hoy mis asesores son todos hombres de Néstor: Moyano, Lavagna, Alberto Fernández, Pampuro, Bárbaro, Rudi Ulloa? Y en cualquier momento, De Vido. (cuac y re cuac!)
-En el acto de General Rodríguez la señora te pegó durísimo, y además, en la cara.
-Es lo que me gusta de ella: va de frente. No anda hablando mal por atrás...
-Cristina no pudo tolerar que hayas lanzado tan temprano tu candidatura.
-No quise molestarla: Cristina es una amiga. Yo la llamo y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está buscando fondos para nuestra provincia.
-¿Y la inseguridad? Cada vez hay más asaltos, más muertes.
-Tengamos confianza: estamos trabajando codo a codo con la delincuencia para tener una provincia mejor.
-El sábado diste una conferencia de prensa, algo que en el mundo K es mala palabra. En Olivos lo tomaron como una declaración de guerra.
-En realidad fue una declaración de amor a la libertad de prensa.
Hice un último esfuerzo.
-Tenés que decidirte: ¿estás con Cristina o con Moyano?
-Con Cristina, por supuesto.
Cuando, satisfecho, ya me subía al helicóptero para ir a contarle todo a la señora, oí que Daniel balbuceaba: "Y con Moyano. Con Cristina y con Moyano, codo a codo".
Mientras sobrevolaba el Tigre -maravillado pensando morbosamente cuando se va a hundir Nordelta con todo lo que están construyendo- se me ocurrió que lo de Scioli es serio, especialmente si uno piensa con cual codo apoya a Cristina, y con cual a Moyano.

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