jueves, 26 de julio de 2012

La gran Eva se merece mucho más...

Por Ariel Torres



A esta altura de los acontecimientos, gobernar ya queda enorme, y administrar está más que claro que no rinde. Lo único que queda es hacer boludeces para pasar el rato, arengar a los monos de la patria contratada y plantear juicios de valor sobre cosas que no deberían ser siquiera materia de debate. La Inquilina Nro. 1 de Olivos dio una nueva exposición de oratoria en la que anunció una medida revolucionaria para manejar la economía. Más allá de la paparruchada de presentar como producto de la modernidad un billete concebido con las medidas de seguridad de 1952, que había sido diseñado para eternizar a Eva Duarte después de su fallecimiento -y que no se puede explicar por qué no salió entonces, si el golpe fue tres años después- hay algunos puntos que no cierran. No sé si Cristina lee siquiera los diarios, más allá de buscar deudores de la AFIP, dado que reivindicar la soberanía del Estado en el monopolio de impresión de papel moneda en tiempos de Boudous y Ciccones, es como que Nilda Garré nos dé una charla sobre el buen gusto a la hora de elegir el vestuario... o make up.

Haciendo alusión a esto, voy a romper con la costumbre de divertirme con los tragicómicos y lisérgicos discursos de la Presi y tomaré sólo dos frases que no dan para dejarlas pasar. Con "el embutido viene de salame" en medio de la presentación de un billete, Cris marcó dos parámetros que me sacudieron un poco de la modorra y me borraron el buen humor: primero mencionó su intención de no polemizar al afirmar que cree que Eva tiene más méritos que Roca... porque es mujer. El segundo punto es la pregunta que hizo Cris: "Para quién trabajar, para qué trabajar, cuál es el objetivo y la dirección que tiene que tener no solamente un economista, sino un político o un gobierno?" Nadie entendió el interrogante, ni el contexto, ni la oportunidad.

Si la intención es no polemizar, lo último que se puede hacer es borrar a un personaje de la historia polémico para colocar a otro aún más polémico. Podrían haber creado un nuevo billete de 200 o 500 pesos, que mal no vendrían, en lugar de sacar a Roca para colocar a Evita. Los militontos, progresistas, zurditos de cama caliente, y demás pelmazos afines, festejaron la medida de eliminar de lo cotidiano, del día a día, a Roca.  Asnos e ignorantes de la historia, ponen a Roca a la altura de un genocida, un tipo sangriento que exterminó pueblos originarios que habitaban pacíficamente por sus propias tierras. Otros, un poquito más ilustrados -deben de haber leído el reverso del billete de 100- lo llaman facho milico. El uniforme debe haber ayudado a la definición. Algunos más colocan a Roca y a toda la generación del 80 bajo el rótulo "oligarquía" y lo dejan ahí, como si la palabra fuera autosuficiente, como si la construcción de lo que hoy llamamos historia no fuera la sucesión de hechos concatenados en un contexto político determinado, en una coyuntura internacional específica y donde influyen factores socioculturales. Lo que no pueden explicar es por qué Juan Domingo Perón le puso esos nombres tan cipayos al símbolo nacionalista por excelencia: el ferrocarril.

La Viuda Eterna se pregunta para quién trabajar y cuál es el objetivo de un gobierno en el mismo acto en el que pretende borrar de la historia al Teniente General Julio Argentino Roca, uno de los contados militares argentinos que llegaron a ejercer la Presidencia sin dar un golpe de Estado. Porque resulta ser que Julio Argentino Roca fue el que definió la nacionalidad. Porque resulta ser que el Teniente General Roca fue el que combatió a la oligarquía porteña -nétamente "hincha" de Mitre- por considerarla contraria al concepto de nación. Porque resulta ser que el expresidente Roca concibió un Estado moderno, laico, independiente de la iglesia, políticamente liberal, económicamente desarrollista. Porque resulta ser que Roca pensó un Estado que colocaba al capital a su servicio, garantizando el libre desarrollo de la actividad comercial y empresarial y, al mismo tiempo, llevando a que el Estado se hiciera cargo de lo que no era productivo para ningún inversor como, entre otras cosas, la construcción de ferrocarriles en zonas improductivas. 

El progresismo medio pelotudo, que en vez de buscar el progreso, se dedica a juzgar sucesos de hace siglo y medio, lo putea por genocida. Onanistas aburridos con apellidos bien europeos que se hacen los salames cuando el gobierno reprime a los comunes argentinos que piensan distinto, se irritan cuando hablan de Roca, al que consideran un tipo que bañó de sangre inocente el territorio argentino. Un territorio argentino que no existía hasta el arribo de Roca. Si entendieran el concepto de contexto histórico, les resultaría fácil asimilar que los mapuches son originarios, pero de Chile, que así como aniquilaron a los tehuelches, luego se dedicaron a saquear zonas productivas, choreando ganado y demás pertrechos que luego vendían en el naciente país trasandino y que mina que encontraban, mina que se llevaban. Si tuvieran un atisbo de comprensión hacia la situación reinante en las Provincias Unidas del Río de la Plata, se darían cuenta que más allá de la zanja de Alsina, el país no existía y era, literalmente, tierra de nadie, dado que los mapuches no concebían el concepto de Estado, ni el de territorialidad, ni mucho menos el de derecho. Si tuvieran un puchito de intención de saber de historia, no andarían por la vida puteando a un "genocida" que según sus camaradas "no tenía las pelotas para ejecutar gente" y que por eso nunca sentenció a muerte a nadie. En un contexto en el que se daban situaciones como una invasión a cargo de Cafulcurá que concluyó con 500 cautivos, 300 muertos y el choreo de 150 mil cabezas de ganado violando un tratado de paz, el resultado final de lo que definen como masacre y no como conquista, es tan bajo que podría decirse que Roca les hizo precio a los mapuches y a los chilenos, dado que frenó su avanzada en la cordillera.

Así desembocamos en lo que yo llamo "La ausencia de la Coherencia", que es un factor congénito y un requisito imprescindible a la hora de incorporarse a las filas del progresismo vernáculo. Y así andan, vitoreando a quienes dicen pertenecer a una ideología a la que el progresista siempre despreció por considerarla facista. Si fueran coherentes, ya le habrían entregado sus viviendas a los aborígenes que aún quedan en el país sin haberse integrado a la sociedad civil. Deberían pensarlo: un acto humanista, entre lágrimas, dando la llave del departamentito mal habido, comprado a sabiendas de haber sido construido en tierras usurpadas a los pueblos originarios. Y de ahí volverse a España, al menos hasta que salten los visigodos a reclamarles que se retiren por ser descendientes de galos, o a Italia durante el tiempo que tarden los Etruscos en darse cuenta que son descendientes de esos putos invasores latinos. Puede ser que por último terminen en el Cuerno de África, comiendo las sobras que encuentran. 

Mi cerebro dolorido ya me indica que pedir coherencia a un progre es tan al pedo como pedirle a Aníbal Fernández que deje de putear a todo el mundo; pero con pedirlo no perdemos nada más que tiempo. Ese "ejército moderno" que Roca utilizó para combatir al indígena fue construído por el mismo Roca, a quien se lo puede considerar sin temor a equivocarse como el auténtico padre del Ejército Nacional. Si hubieran agarrado algún libro de historia que no estuviera escrito en ruso -y no fuera de Pigna- en vez de putear a Roca le agradecerían por esa escuela pública a la que defienden, a pesar de enviar a sus pibes a colegios privados, y por haber sido el primero en garantizar la educación laica, provocando un cisma dentro de la Iglesia Católica. 





La izquierda argentina es antinacional y estúpida. Sin embargo, lo que más molesta no es que estas actitudes las tome un progre, sino que el gobierno que se dice peronista se preste a un manoseo tan dañino de la historia. Quisiera suponer que lo hacen de puro brutos, aunque esto sería algo más jodido porque no hay nada peor que un bruto con pretensiones. Si lo hacen adrede, el hecho de forrear, ningunear y putear a uno de los militares y políticos a los que Perón admiraba, me genera mis sospechas. Porque Perón no era peronista, era nacionalista. Peronistas eran los que lo seguían al general. Y Perón, como militar y político nacionalistas, no sólo admiró a esos hombres que forjaron lo que hoy conocemos como país, sino que los reivindicó colocándolos en billetes y bautizando con aquellos apellidos a los símbolos de su gobierno. Para él, los pilares de lo que hoy llamamos Nación Argentina, fueron cinco políticos, cinco generales al igual que él. Y en honor a ellos nombró a los ferrocarriles y hasta lo dejó expreso en los considerandos del Decreto 20.024/1948: «es un deber del gobierno mantener vivo en el pueblo el culto a la memoria de los forjadores de la nacionalidad, como tributo de gratitud a sus patrióticos afanes y para fortalecer los sentimientos de solidaridad con nuestro pasado.»

Pasando a la segunda mitad del siglo XX, el "Evitismo" es un manotazo de ahogado para quienes no pueden explicar nada. Aquellos que alegremente aseguran que Perón se hizo popular gracias a la figura de Eva, además de boludos felices y conscientes, son tan cínicos que prefieren creer que una actriz de radioteatro tenía más fama que con la que contaba un tipo por el que se habían movilizado millones de laburantes antes que siquiera se casara con ella. María Eva Duarte se convirtió en la Evita intocable cuando a su apellido anexionó el de su consorte. Su labor incansable e indiscutible, y su personalidad confrontativa y discutible, sólo pudieron desarrollarse gracias a ese tipo de uniforme, a ese general, que tuvo al lado.





La tarea de entronizar a Eva en tonterías,  es una técnica de boludeo que se acarrea desde los tempranos años setenta. La figura de una mujer fallecida a los 33 años, bella y sin formación política, era compradora para la pendejada. Evita no envejeció, Evita murió joven y dejó un cadaver bello. Evita fue nuestra primera rockstar. El evitismo es el recurso al que apelan quienes se disfrazan de peronistas, los que de Perón sólo reivindican haber dado espacio para que Evita desarrollara su labor social y cada tanto citan alguna frase que les resulta simpática. En una época en la que la mujer no tenía ni acceso al voto, suponer que Eva podría haber hecho todo lo que hizo sin un dorima que la protegiera, es de una mentalidad más pelotuda que inocente. El evitismo surgido entre ese oxímoron que resultaron ser las agrupaciones peronistas de izquierda -esas que asesinaron a Vandor por pretender un peronismo sin Perón y luego querían asesinar a Perón por pretender un gobierno peronista- se daba en la medida de un factor básico e imprescindible: Eva estaba muerta y no podía opinar. Con esta gran ventaja a su favor, si Evita viviera, sería montonera y habría intervenido para que el General aceptara el camino hacia la Patria Socialista, esa patria hacia la que marchaba antes de que lo volteara la Fusiladora en 1955, a pesar de que Perón no se daba cuenta por esa costumbre que tenía de encanar a los zurdos aliados a la embajada de Estados Unidos.

En vez de leer y apasionarse por la historia real y vívida de este país tan rico en personalidades, que es la Argentina, nos encontramos con que el "evitismo" resulta cómodo, mucho más cómodo. Primero, porque Evita pasó a la inmortalidad a las 20,25 de un día como hoy de hace 60 años y no pudo presenciar como su marido mandaba a tomar la leche a la muchachada que lo tildaba de gorila -qué cosa esa de llamar gorila al que piensa distinto que no se salvó ni Perón- y segundo porque de este modo pueden seguir en el bondi del peronismo sin sentir que desentonan. Después de todo, Eva también se apellidaba Perón, carajo.

Por estas horas, en este día, a seis décadas del fallecimiento de Eva, el gobierno la vuelve a exponer a la controversia, utilizándola como caballito de batalla nada más y nada menos que para provocar y abriendo la puerta a que todos los que comulgan con otra ideología se hagan la fiesta, mientras que borran al tipo que materializó ese concepto de Nación que todavía conservamos. Dos en uno, no cualquiera. Hay que ponerle garra para hacer tanto con tan poco esfuerzo. Pero en el mundo K, las contradicciones forman parte del Preámbulo de una Constitución propia de la histeria por el poder.

Postdata: Si Evita viviera, Isabelita seguiría soltera.

miércoles, 25 de julio de 2012

La brecha como puente hacia la incertidumbre


Por Ariel Torres

Se me complica bastante sentarme a escribir sobre la situación económica argentina y no referirme a la brecha entre el dólar oficial y el dólar paralelo. Muchos argentinos nos formamos acostumbrados a su existencia. Para otros es algo relativamente nuevo. Es un axioma en economía el hecho de que el índice de inflación –en un contexto como el nuestro- sea igual al 50% de esa brecha cambiaria. Lo demás, el excedente, es mera especulación.
Desde las filas del gobierno se esfuerzan en señalar que la moneda que se compra en el mercado marginal, el que hoy está poniendo nerviosa a la mayor parte de los argentinos, no tiene incidencia en la macroeconomía del país. "Es una actividad absolutamente ilícita que debe reducirse a eso, es un hecho que debe verse desde el punto de vista de cualquier delito", afirmó esta semana el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, en declaraciones a los medios. El funcionario se refirió así a la suba que registró el dólar en el mercado informal, donde por estos días cerró en torno a los 6,50 pesos en su punta vendedora, con una diferencia mayor al 40% respecto de la cotización oficial.

Nótese que estamos en una brecha igual al 40%, lo que asegura –como mínimo- una inflación del 20%. La llamada especulación que conforman los otros 6 o 7 puntos, a mi entender, son ya endémicos en nuestro país. Conforman una cuestión cultural, que indica el “me cubro por las dudas”. La brecha cambiaria es la consecuencia de la ausencia de una política macroeconómica que busque preservar la estabilidad nominal combatiendo la inflación. Una ausencia que el Gobierno intenta suplir a través de regulaciones e intervenciones sobre un número cada vez más creciente de mercados.
Para una gran cantidad de argentinos, el desfase entre la inflación y la depreciación del peso significó y significa hoy un enorme incentivo a comprar dólares percibidos como baratos. Esto sucedió sobre todo cuando se aceleraron las compras por atesoramiento durante 2010 y los primeros meses de 2011. Pero a medida que el Gobierno reaccionaba con políticas cada vez más intervencionistas y mientras la inflación continuaba su curso, lo que era visto como barato comenzó a ser visto también como escaso. Porque el accionar de las autoridades "cuidando" los dólares generó una sensación de insuficiencia que aceleró la velocidad con la cual se pretendía dolarizar flujos en pesos.
No fue ésta la única consecuencia de esas medidas de política económica. Las trabas transaccionales y las restricciones a importar generaron un enfriamiento económico que se tradujo en recesión primero y ahora también en alguna incertidumbre sobre los niveles de empleo. El cóctel de inflación, apreciación real (precios en dólares más altos), recesión, tensiones laborales y trabas a los mercados que generan más incertidumbre, produjo un incremento de la brecha entre el mercado oficial y el paralelo.
Sin embargo, ese no es el nudo de la cuestión. Lo que a mi juicio es lo más importante son las consecuencias de esta brecha. El dólar en la Argentina es unidad de cuenta, medio de pago (de grandes transacciones y de transacciones en el mercado informal) y reserva de valor. O sea tiene todas las funciones de la moneda oficial, el peso. Las funciones de unidad de cuenta (la moneda en la cual se expresa o se piensa el valor de los bienes) y de reserva de valor se magnifican cuando la inflación doméstica es alta. El rol del dólar como reserva de valor (de ahorro) tiende a aumentar cuando no existen otras alternativas percibidas como seguras que permitan protegerse de esa inflación. El mercado informal o paralelo es el mercado al cual recurren los que quieren, en presencia de las restricciones vigentes, dolarizar sus pesos excedentes y, como se trata de un mercado desabastecido, sólo pueden hacerlo aceptando pagar un precio hasta hace poco inimaginable.
La dificultad primordial  que desemboca en esta situación radica en que el dólar es un bien que cumple todas las funciones del dinero y que está en el corazón del sistema de precios relativos y de los mecanismos de formación de expectativas de todos los argentinos. A esta altura de los acontecimientos, ésto merece ser recalcado. No es un fenómeno que afecta sólo a los actores que operan en el mercado de cambios. La brecha afecta a todos. La incertidumbre sobre el valor de los bienes, de consumo y de inversión, sobre el valor (el poder de compra) del trabajo y de los ahorros que genera una brecha del orden del 40% en el precio del dólar es una pesada mochila sobre la actividad económica. Confunde y modifica criterios transaccionales, afecta expectativas y frena decisiones de consumo y de inversión presentes y futuras.
Para una gran cantidad de actores económicos el dólar ya no vale 4 pesos y pico, sino 6 pesos y pico. Aún cuando sea probable que la economía real no necesite una cotización así elevada. Precios internacionales récord de las exportaciones argentinas y un dólar que sigue relativamente depreciado en el mundo contra casi todas las monedas con las que la Argentina comercia hacen posible que la economía real pueda crecer con un precio del dólar bien inferior al del mercado informal. Pero las expectativas de devaluación no se van a moderar si la inflación no se frena.
Tenemos no pocas razones para pensar –con cierta exactitud- que la evidencia empírica del país muestra que se puede vivir con inflación alta y una brecha cambiaria elevada por algún tiempo. Pero los costos de hacerlo también han sido evidentes. Ignorar la inflación y los desequilibrios que produce, apostando a controles cambiarios o mercados desdoblados (de hecho o de derecho), fue siempre una receta infalible para que la actividad se resintiera, la inflación se acelerara y para que la política económica, que generó la aparición y el aumento de la brecha, deba ser finalmente corregida o abandonada.
Toda vez que en nuestro país se intentó corregir al mercado por intermedio de la “dedocracia”, los resultados económicos fueron tan desastrosos como los políticos. Y –obviamente- la corrección siempre fue hacia arriba…
Anécdota: mientras que una señora de nacionalidad paraguaya que trabaja cama adentro en una casa de un coqueto country del norte del Gran Buenos Aires debe pagar cerca de 7 pesos por dólar para enviar el dinero a su familia, quienes contratan sus servicios, gente de clase alta, consiguen a 4,5 pesos los dólares que serán gastados en un viaje familiar por gran parte de Europa. Contradicciones del modelo nacional y popular.



lunes, 23 de julio de 2012

La Presidenta me tiene en cuenta...


… y me toma por loco, de más está decirlo.
Por Ariel Torres

Pocas cosas en la vida me han emocionado tanto como la carta que me mandó la Inquilina Nro. 1 de Olivos, desde Bolivia. Se ve que estaba aburrida, porque no me la imagino sentándose a escribir en medio de un viaje oficial al exterior. Es muy posible que la muy chata ciudad de Cochabamba no le despierte el apetito fashion de París o Nueva York, como para ir de shopping. En cualquier caso, haber puesto distancia seguramente la ha permitido tener una visión más certera del país. La Cristina que aparece en estas líneas conjuga los altos intereses de un jefe de Estado, como cuando me confía lo que extraña la cadena nacional, con las obsesiones propias de una madre: revela que Máximo no le perdona haber pesificado 3 millones de dólares justo antes de la nueva corrida. Como si no fueran monedas apenas, en la fortuna personal. Pero cierto… ella quiere TODO. Y va por él.
Obviamente y muy a mi pesar –ustedes saben de mi natural perfil bajo-, reproduzco la carta con su autorización. "Nunca me interesaron los medios, sino los fines", me explicó, y me hizo ruido a Neustad en la cabeza. No sé si entiendo la frase, pero tiene música. En realidad, todo el texto tiene la musicalidad de lo irreprochable. Es como cuando habla: lo que dice suena bien. Me ha dejado tan pasmado, tan estupefacto tamaña demostración de atención de su parte, que los dejo con ella y su totalidad. Aquí va, sin cambiar una coma:
"Arielito, he venido a Bolivia a discutir el precio del gas que nos venden. Evo es un amigo y un aliado, pero con el gas está zarpado (me rimó!). Nos están matando! También quiero desmentir el presunto aislamiento internacional de la Argentina. Cuando mi foto con Evo dé la vuelta al mundo, los grandes centros de poder temblarán. El eje Buenos Aires - La Paz - Venezuela se alza como una voz ineludible en el seno de las naciones. Aislados? Les recuerdo que estuve en Angola y que me invitaron a Azerbaiján. Moreno me dice que el futuro está ahí. Que Obama y la Merkel no existen. Es verdad: estuve con los dos y no entendieron nada de lo que les expliqué. Ellos se lo pierden, no?”
"Aquí en la tierra de la coca, con el amigo Evo hablamos de todo eso y de sus encuentros con Ahmadinejad, de la hermana nación iraní: me contó que tuvieron charlas interesantísimas sobre democracia y derechos humanos. Ahmadinejad también fue a Venezuela y Cuba. Sospecho que se candidatea para el Nobel de la Paz. Le auguro un éxito total.”
"Naturalmente, estoy informada de todo lo que pasa en nuestro país. Basta que me vaya para que aparezcan los problemas. Por ejemplo, en Santa Cruz. Ya sé que había dicho que nunca más iba a mandar un gendarme a las provincias, pero entendeme, Rifle (así me llama entre nos): acababa de pesificar ahí mis tres palitos y los bancos estaban sin custodia. Máximo me dijo: «Ya perdimos un dineral habiendo cambiado antes de la corrida. O mandás seguridad o me paso las 24 horas jugando a la play, y dándome».”
"Allá en Baires la cosa está más fácil: ordené que le dieran 600 millones a Scioli para que pudiera pagar el aguinaldo. Lo hice, por supuesto, después de verlo de rodillas y pidiendo perdón. Había 500.000 empleados públicos sin cobrar, y eso me preocupaba: ¡se nos estaba cayendo el consumo! Pero la economía siempre debe estar supeditada a la política. Era Scioli el que, con sus aspiraciones presidenciales, tenía secuestrado el aguinaldo. Me encantó que Mariotto lo haya comparado con De la Rúa. Es como decirle que siempre tenga listo el helicóptero.”
“Ah, y los dichos del Sr. Maradona nada tuvieron que ver con mi decisión.”
"No sé si habrás notado, cordobés, que se anunció la reducción de servicios de trenes del Sarmiento cuando yo estaba acá. Evidentemente quisieron ahorrarme la mala noticia, pero fue un error. Era un gran anuncio: cuanto menos circulen, menos posibilidad hay de accidentes. También es buena la suba del boleto de colectivo: a la gente le ofende tener que pagar esa miseria.”
"A la que ya no puedo controlar de tan desesperada que está, es a la Garré: dice que no puede bajar la inseguridad. Le di tips básicos para encarar este tema: le dije que hablara de las responsabilidades. En la Capital, Macri, y en Buenos Aires, Scioli. La simpleza de la solución la sorprendió un poco, y le molestó no habérsele ocurrido a ella, pero me parece que el exceso de make up le está jugando en contra. Pero igual me agradeció mucho. Yo la quiero, pero todavía está un poco verde: no termina de entender el valor del relato.”
"En otro orden de cosas, leí que Moyano me criticó por haber bailado con una comparsa en Tecnópolis mientras miles de personas marchaban para reclamar contra la ola de delitos. Pobre Moyano, un camionero con luces tan cortas. Tecnópolis es el futuro, y el futuro de esta Argentina que yo conduzco nos encontrará bailando y cantando de felicidad. Además, es lógico que la gente proteste cuando es víctima de la inseguridad. Yo, por suerte (toco Boudou!), no puedo quejarme.”
"Mmm… mejor me corrijo: sí puedo quejarme. Llevo tres días sin cadena nacional. He mandado a averiguar si esas marchas no son de gente que extraña mis mensajes. Reconozco que soy adictiva: los argentinos ya no pueden vivir sin mi aleteo gallináceo de Angola, sin mi coreografía en Tecnópolis, sin mi entonación del jingle 'hay Teresa/hay Teresa/cómo me gustan tus milanesas' que tanta gracia causó el otro día en un discurso en la Casa Rosada. Los argentinos gozan cuando promociono muñequitos con la imagen mía y la de Néstor a 10 u$s(ups!), o cuando les revelo los efectos afrodisíacos de la carne de cerdo. Es indudable que me estoy volviendo imprescindible e insustituible!”
"Me doy cuenta, por suerte a tiempo, que soy la alegría, el desparpajo, la espontaneidad. Soy buenas noticias. Soy anuncios, promesas e inauguraciones. Soy inauguraciones de cosas ya inauguradas. Soy inversiones. Soy las mismas inversiones tiempo después. Soy Planes para Todos que antes no se le ocurrieron a nadie. No soy pálidas: inflación, inseguridad, dólar paralelo. Soy conferencia sin prensa. Soy Cristina. Fui Néstor. Ahora sólo soy Cristina. Soy el argentino un poquitín soberbio, pícaro, mandón e intolerante que todos llevamos adentro. Soy la imagen de la República. Yo soy la República, caramba!”
"Hasta luegoooooo. Me está llamando Evo. No va a aflojar con el gas, pero ya me aseguré la foto."
Todavía no salgo de mi sorpresa, lo quise compartir con uds, amigos! Aún no puedo parar de tanta emoción! Corro ya mismo a poner el pasto para los camellos…
CUAC!

jueves, 19 de julio de 2012

Quietud debajo de la corriente


Por Ariel Torres

Una vez leí por ahí que pretender resultados diferentes haciendo las mismas cosas, es la mejor definición de la estupidez, rayano con la necedad. La definición es bien aplicable a la historia política y económica de nuestro querido país. En esto radica el desaliento que fluye, como una corriente profunda, en el ánimo de muchos argentinos. La historia pasa, cabalgando sobre las décadas, y uno siente que el país sufre zonas de estancamiento profundo, más allá del movimiento y avance de la superficie. El presente, en la Argentina, está compuesto por infinitas moléculas de sus vicios del pasado. En el presente confluyen vestigios del autoritarismo de los setenta, restos de la inflación de los ochenta, símiles de la corrupción de los noventa y esperemos que no emerjan los de la recesión de principios de siglo. En los setenta, con todas las diferencias del caso, el Estado perseguía a los ciudadanos que no pensaban como se debía pensar. Había una ideología oficial y la vocación era suprimir a quienes pensaban diferente. Hoy se vive una versión suave de la intolerancia de aquella siniestra época, pero la matriz autoritaria, que luego desemboca en herramientas diferentes, sigue intacta. Y el compromiso con que se aplica, asusta.
Esta nueva clase de autoritarismo está produciendo iluminados, incapaces de convivir con lo que no se les asemeja. Y desde esa iluminación se procura evangelizar al resto, a la vez que enviar a la hoguera real o simbólica a los herejes. Confluyen también en el presente fragmentos de la inflación de los ochenta, ya que llevamos ochenta y tres meses con una inflación de dos dígitos. Este vicio se ha reciclado de manera burda, suavizado en sus guarismos, pero con el agregado infantil de que se desconoce oficialmente su realidad. El Estado se sigue financiando mediante la licuación de la capacidad adquisitiva de todos nosotros y aunque estamos lejos de los índices de fines de los ochenta, la matriz también sigue operando. La corrupción se ha reciclado convenientemente, y si estaba en los noventa concentrada en las privatizaciones, es indudable que se localizó luego en los subsidios y contrataciones del Estado. No por eso resulta menor o diferente, más bien es un problema de idéntica magnitud. Resta por ver si el país habrá de recaer en algún estancamiento económico prolongado, del estilo 2001, aunque las condiciones macroeconómicas son bien distinas.
Nuestras sociedad refleja una paradoja, donde el eterno cambio se produce en la superficie y el eterno retorno está en lo profundo, por su incapacidad de dejar atrás los problemas que la acechan.  Lo que muestra esta supervivencia del pasado en el presente es que, más allá de sus magnitudes y de las formas que adquieren, la matriz de los vicios se encuentra intacta. Produce realidades de formas menos angustiantes, pero nada indica que, estando activa, no pueda desembocar en situaciones más graves. 
Puesto en éstos términos, las conclusiones primarias no pueden ser más negativas, ya que nada impedirá que de la tragedia, repetida como farsa, no pueda luego brotar también una tercera versión, que la historia se encargue de denominar.

sábado, 14 de julio de 2012

Codo a Codo con Scioli


Por Ariel Torres

Tengo una buena opinión sobre Daniel Scioli. Buena. No es sobresaliente pero creo que con excepción de Juan Pablo II y mi mamá... nadie la tiene para mi. Lo conocí en los 80, accidentalmente  en Europa, esos encuentros de argentinos, y resultó ser amigo de otro GRAN amigo mío: Jorge Raúl Recalde. El día de su accidente viajamos juntos desde Córdoba a Rosario para verlo y estuvimos con la que hoy es su esposa.
Hecha la presentación del caso, Daniel Scioli me hizo vivir esta semana uno de esos momentos que no olvidaré. Aun sabiendo que trabajo para la señora, me invitó a desayunar a su quinta de Villa La Ñata, en Tigre. Quería hablar de política, pero por sobre todo quería abrirme su corazón. Ese fue el primer descubrimiento: Daniel no es puro cálculo. Dentro de él late un noble corazón.
Si bien nunca fue su fuerte, dicen que el tipo se ha convertido en una máquina de trabajar y  trata a los que trabajan con él como si fueran máquinas. Y que no tiene otra ideología que el poder. Pues bien, la imagen que me llevé fue muy distinta. Daniel es capaz de tener sentimientos. Y, más importante, es capaz de someterlos. Es decir, es un estoico, lo cual lo ubica en las fuentes de la filosofía clásica. Qué interesante: fui a encontrarme con un político frío y especulador, y me encontré con un pensador del helenismo.
Para mi natural sorpresa, me mandó a buscar en su helicóptero. Aunque eran las 8 de la mañana, ya había salido a correr, ya había hablado con los Pimpinela y ya había escuchado el clamor de su hermano Pepe: "Rompé los esquemas, Daniel, rompelos de una vez".
La casa de Villa La Ñata es una quinta espectacular. Diría que es un parque temático dedicado a Daniel Scioli. Tiene un museo enorme que es un largo recorrido por su vida. Sus trofeos, sus recuerdos, fotos con el Papa, con Menem, con Néstor, con Cristina, y conmigo. Sí, sí, pegadita a la de la viuda. Me la muestra y dice, orgulloso: "Me debo a ella". Yo le pregunté: "Y ella cuánto te debe?" Se atragantó por primera vez en el día, pobre.
Es increíble la cancha de fútbol que tiene en las instalaciones, con tribunas y vestuarios. Daniel contrató a un equipo que juega para él. Y hasta cuenta con un relator (argentino, no uruguayo, y no pide pagos extras). Toda esa organización está muy bien porque él usa el fútbol para hacer política, el muy pillín... En el verano jugó un partido con Macri y, hace poco, con los Moyano. Hasta Tevez estuvo. Le pregunté si este brote de autonomía lo había convertido en el partido más caro de la historia, por los 2000 millones de pesos que ahora Cristina no le quiere mandar. Segunda vez que se atragantó.
Nunca me había sentido tan cerca de la corte, como estando allí. Los fines de semana pasan por La Ñata empresarios, cantantes, deportistas, legisladores, vedettes, figuras de la TV. Cuando va un intelectual, le sacan fotos. Adoré los flashes ese día. Nuestro diálogo se pareció bastante a una entrevista, muy fluida: yo le preguntaba de todo y él me contestaba lo que quería. Pero basta de prolegómenos. Reproduzco aquí una conversación que dice mucho de estos tiempos, de nuestros dirigentes, y dice mucho de un gobernador que, en términos generales, no dice nada.
-¿Sos víctima de un golpe de Estado?
-No. La Presidenta golpeó sobre la mesa para llamarnos a todos a gestionar mejor (ahí me atraganté yo). Los bonaerenses estamos poniendo el hombro, en paz y con felicidad.
-¿Felicidad? ¡No podés pagar los sueldos y tenés los gremios en la calle!
-Yo confío en Cristina, confío en los gremios y confío en el Servicio Meteorológico Nacional, que dice que vendrán tiempos mejores.
-Mirá, hacé algo o te come Mariotto.
-Gabriel es un amigo y nos entendemos muy bien. Yo lo llamo por teléfono y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está trabajando por los bonaerenses.
-Lo que no entiendo es cómo, después de tantos años de sumisión, todavía dicen que no sos un kirchnerista auténtico.
-Soy súper kirchnerista. Fijate que hoy mis asesores son todos hombres de Néstor: Moyano, Lavagna, Alberto Fernández, Pampuro, Bárbaro, Rudi Ulloa? Y en cualquier momento, De Vido. (cuac y re cuac!)
-En el acto de General Rodríguez la señora te pegó durísimo, y además, en la cara.
-Es lo que me gusta de ella: va de frente. No anda hablando mal por atrás...
-Cristina no pudo tolerar que hayas lanzado tan temprano tu candidatura.
-No quise molestarla: Cristina es una amiga. Yo la llamo y no me contesta. ¿Sabés por qué? Porque está buscando fondos para nuestra provincia.
-¿Y la inseguridad? Cada vez hay más asaltos, más muertes.
-Tengamos confianza: estamos trabajando codo a codo con la delincuencia para tener una provincia mejor.
-El sábado diste una conferencia de prensa, algo que en el mundo K es mala palabra. En Olivos lo tomaron como una declaración de guerra.
-En realidad fue una declaración de amor a la libertad de prensa.
Hice un último esfuerzo.
-Tenés que decidirte: ¿estás con Cristina o con Moyano?
-Con Cristina, por supuesto.
Cuando, satisfecho, ya me subía al helicóptero para ir a contarle todo a la señora, oí que Daniel balbuceaba: "Y con Moyano. Con Cristina y con Moyano, codo a codo".
Mientras sobrevolaba el Tigre -maravillado pensando morbosamente cuando se va a hundir Nordelta con todo lo que están construyendo- se me ocurrió que lo de Scioli es serio, especialmente si uno piensa con cual codo apoya a Cristina, y con cual a Moyano.

jueves, 12 de julio de 2012

El plan Recesión para Todos, llegó para quedarse...


Por Ariel Torres

En estos tiempos de sintonía fina, puede caber la duda sobre si esa crisis es apenas un caso aislado o si es la punta de un iceberg recesivoPero cuando en pocos días se sucede una ola de noticias negativas en 14 empresas de 10 sectores diferentes -sin contar los innumerables casos de pequeñas y medianas compañías que sufren caída de ventas o deben suspender producción- ya no caben dudas: la recesión es un hecho.
Hay un sinnúmero de cierresdespidos o cesantías, además de los indicadores sobre caídas de ventas -desde sectores como el de shopping hasta el de la construcción- que son de por sí concluyentesSólo en mayo, hubo 5.056 suspensiones y 4.826 despidos, según estimaciones de la consultora Tendencias Económicas, que advierte que hay 50.000 trabajadores con problemas de empleoY una característica de esta recesión es que, a diferencia de otros momentos donde había "winners y losers", ahora el enfriamiento está alcanzando a todos. Incluso a aquellos sectores que suelen ser defendidos desde el discurso oficial y en cuyo nombre se adoptan las políticas económicas.
A nadie extraña la crisis de las inmobiliarias luego del impresionante derrumbe del 50% en las operaciones. O que las casas de cambio estén despidiendo personal porque su negocio se achicó un 80% desde que se aplicaran las restricciones para comprar moneda extranjera. O que una gran cantidad de firmas que importan o exportan se vean afectadas por el cerrojo proteccionista de Guillermo Moreno.
Lo que sí llama poderosamente la atención es que el sector automotriz, verdadero emblema de la industrialización del "relato", figure entre los más golpeados, tanto por las dificultades para traer insumos como por las represalias comerciales contra el país. Y no sólo sufre la exportación sino también el mercado interno: en junio, por primera vez desde 2009 se registró una caída en la compra de autos cero kilómetro, con un descenso de 12% en términos interanuales. Determinada a mostrar la mitad del "vaso lleno", la Presidenta relativizó la caída, y además destacó que los autos de producción nacional ganaron participación en el total vendido. No dijo que, pese a esos números, ya hubo 3.000 operarios suspendidos entre las plantas de Renault y Fiat.
Y, mucho más extraño, también empezó a tener problemas la industria electrónica con base en Tierra del Fuego. Este complejo de ensamblado, en cuya defensa se han justificado las restricciones a las importaciones, ha perdido más de 1.500 puestos de trabajo. Al mismo tiempo, el consumo de electrodomésticos, otro símbolo del boom del consumo, registró en junio una caída de 4,2%. Y, en vez de lamentarse por la situación, la Cámara de la Mediana Empresa se manifestó aliviada porque "se esperaba una caída mayor".
Los productores rurales también se encuentran en un momento complicado. Cada vez con mayores dificultades para soportar la presión tributaria, se han lanzado a una serie de protestas. Esta situación compleja también se hace extensible a los frigoríficos
LA AYUDA EXTERNA

Sin embargo, a la hora de señalar rarezas, nada le puede ganar al hecho de que la soja, la exportación estrella de la Argentina -que, en sus diversas variantes, explica un 27% de los ingresos de divisas que entran al país- se encuentra en una imparable carrera alcista, cotizando por encima de los u$s 600 por toneladaComo para completar el buen cuadro, el precio del petróleo está cayendo, justo en el momento en el que el país, al haber perdido su autoabastecimiento, atraviesa su período energético más difícil en décadas.

Lo que me lleva a cuestionar uno de los enunciados principales del "relato". Es decir, el precepto de que "el mundo se nos cayó encima"Los problemas que tenemos no son por culpa del mundo. Es todo resultado de restricciones internas y externas, de las dificultades de financiamiento del Banco Central y de tratar de resolver los problemas haciéndolos más graves aún.
Definitivamente, esta es la recesión "al cuete" más grande de la historia.
EL AJUSTE REPUBLICANO

La realidad es que, lejos de tener su epicentro en sectores como los servicios financieros, la actual recesión se ha manifestado con mayor crudeza en el interior de país, afectando las economías regionalesY, por cierto, las dificultades no se limitan a las empresas sino que impactan sobre los gobiernos provinciales, que deben hacer malabarismos para poder pagar sueldos y deudas con proveedores.

Con el trasfondo de las peleas entre el Gobierno central y las provincias por el reparto de fondos -que ya crecen por debajo de la inflación- algunos analistas hacen referencia a un intento de "tercerización" para no afrontar los costos políticos de la recesión. Se está dando "una suerte de federalización del ajuste fiscal".
La industria de la construcción registró un descenso de casi el 9%, marcando la mayor baja de la última décadaEsta retracción ocurre por el efecto combinado de la pesificación forzosa del mercado inmobiliario -dado que hay reticencia a encarar nuevos proyectos- más la ralentización de la inversión pública.
LOS REFERENTES DEL MODELO TAMBIÉN SUFREN

Resulta todo un contrasentido para un "modelo" que se jacta de su perfil productivista y pro industrial, que el sector que aparece más saludable sea el bancario, que acusó un crecimiento del 17,8%, mientras que el promedio de la industria cayó 1,5%, de acuerdo con mis estimaciones.

Y el costado más dramático de esta retracción productiva ocurre en las provincias que dependen de actividades primarias. En algunos casos, los problemas se derivan de los "efectos colaterales" de políticas que se empeñaron en mantener bajos los precios internos para el consumo y aplicar restricciones a la exportaciones. 
Un caso líder de ésto es el de los frigoríficos, una industria que vio cerrar 120 plantas y perder 12.000 puestos de trabajo en dos años, al tiempo que el stock vacuno nacional cayó en 10 millones de cabezas. En el actual contexto, a nadie le sorprendió demasiado cuando, en los últimos días, se conoció el cierre de Carnes Pampeanas, el mayor frigorífico de La Pampa, dejando sin empleo a 300 trabajadores
Numerosas economías regionales en problemas se suceden periódicamente a lo largo y ancho del país, desde los yerbateros del norte hasta los productores vitivinícolas de CuyoTodos con inconvenientes como consecuencia de la pérdida de competitividad, ya sea por atraso cambiario o por tope a los precios establecidos en el mercado interno. En este contexto, el caso que se transformó en ícono de esta situación es el de la aceitunera Nucete, una típica empresa familiar que anunció el cierre de su planta de La Rioja ante la imposibilidad de seguir costeando un negocio deficitario. Principal aceitunera de la provincia, esta firma no fue víctima de la mala gestión sino, irónicamente, de las políticas pro-industriales del modelo.
Ocurre que fueron las represalias comerciales de Brasil -en respuesta al cierre importador diseñado por Guillermo Moreno- las que dejaron a Nucete con los números en rojo. Ahora, el gobierno riojano aparece con un "parche" a la situación, al aportarle el equivalente a un jornal y medio a los trabajadores por un período de tres meses.
NO SON BUENAS LAS PERSPECTIVAS

El denominador común a todos estos casos, subyace el problema de la pérdida de competitividad, derivada del atraso cambiario y también de la insuficiente inversión en maquinaria y tecnología.

La expectativa de los analistas es que el Gobierno evitará una acelerada brusca del dólar, dado que privilegia la compra de divisas a bajo precio para mantener las reservas del Banco Central y teme porque avanzar en una fuerte devaluación eleve aún más la inflación. Es indudable que un dólar tan bajo termina castigando a la producción nacional, y los fuertes incrementos de costos y salarios -con un billete verde que crece por debajo- no hace más que encarecer el "Made in Argentina".
Una encuesta difundida por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa agrega asidero a los malos pronósticos: para el 77% de los consultados, la economía agudizará su pérdida de puestos de empleo.
La descripción que hago dista bastante de la interpretación que muchos le daban al concepto de sintonía finaEn parte por problemas irresueltos que se arrastran desde hace años -como la inflación, las tarifas congeladas y el dólar anclado- y en parte por la aplicación de remedios que agravaron la enfermedad -como el cepo cambiario y el bloqueo de fronteras- el Gobierno K enfrenta una muy difícil situación.
Y es la de querer escaparle al plan Recesión para Todos, que de ninguna manera estaba en agenda anunciar, que choca de frente con el Relato, y que claramente sobrevuela cada vez que CFK utiliza la cadena nacional para, precisamente, negarlo.


martes, 10 de julio de 2012

Se nos agitan las aguas, Señora!


Por Ariel Torres

A esta altura de las cosas, señora, usted ya conoce el respeto y la admiración que le tengo. Sabe también que soy un soldado (raso) de la causa, y que no la considero una presidenta, sino una reina. Por eso, desde la humildad de un lacayo servidor permítame el atrevimiento de decirle que están pasando cosas raras; señora, se está enturbiando todo. En nombre de su reino, haga algo! (además de hablar, digo.)
Ya es todo un síntoma muy preocupante el hecho de que se le están animando todos. No me refiero sólo a Moyano, que es un peso pesado, claro que convengamos que Néstor lo quería grande y poderoso, y así lo hizo. Tampoco estoy hablando de Scioli, que, aunque no me lo explique, está lleno de votos. Estoy hablando de una sarta de audaces que empezaron a vender un relato distinto. Hasta ahora había un solo relato y una guerra cultural ganada, y de pronto aparecen estos pícaros que dicen o hacen cosas que no me gustan nada.
Y como para muestra basta un botón, un buen ejemplo es la senadora Rojkés de Alperovich, la mujer del gobernador tucumano. Persona de su confianza, señora, y un alineado -no dije alienado- total. Pues bien, esta semana se concedió el tupé de elogiar a Moyano y de decir que usted no va a ir por la re-re. Es gravísimo. La Rojkés antes no iba al baño sin pedirnos permiso. O hacemos algo .señora nuestra- o se nos va a animar hasta Barone.
También fue el otrora amigo Lorenzetti -presidente de la Corte- el que criticó la re-re. Uno entiende que se muera de ganas de mudarse a la Casa Rosada, pero eso de hacer un raid mediático para tirarnos pálidas me parece, como diría usted, too much (a propósito, felicitaciones, lo está pronunciando mucho mejor). Se acuerda, milady, cuando una llamada suya lo hacía temblar? Este señor no sabe quién tiene el monopolio del micrófono? Y si le volvemos a mandar a Hebe? Y si lo asustamos con Todorreno Oyarbide? No creo que funcione. El que nos podría dar una mano es Zaffaroni, siempre que no esté muy ocupado con sus operaciones inmobiliarias.
La gota que derramó el vaso fue que Aníbal haya reconocido que lo de la inseguridad no es una sensación. Es cierto que tiene sus cuentas pendientes con la Garré, pero no estoy dispuesto a soportar que nos reme en contra. Aníbal es el general del ejército de los sometidos. Si se atreve a deslizar una crítica es porque estamos en el fondo del mar. Hasta prefiero una deserción de Víctor Hugo; total, la gente no le cree ni cuando canta los goles.
Sabe lo más precupante? Que la que se esconde detrás de las cortinas sea YPF, nuestra YPF, cuando el miércoles subió los precios 7%. Pero cómo, no iba a estar al servicio del pueblo? Señora, llámelo a Kicillof y pídale una explicación. Primero, porque nunca hay que privarse de una clase de mi amigo Kichi, que entre Keynes, Marx, Moreno y Galluccio está logrando una síntesis incomprensible, pero superadora. Y segundo, porque es un chico al que cada tanto hay que tirarle las orejas. La economía cruje y él anda por la vida sonriendo hasta en los velorios. Esas patillas siempre me trajeron mala espina.
Ya hace unos días vengo haciéndome mala sangre con los columnistas políticos de los diarios: parece que se pusieron de acuerdo para especular con que usted, señora, no está bien. No es que antes la trataran con algodones, pero ahora se animaron a poner en duda su... -me tiembla el pulso, no sé cómo decirlo-, su... equilibrio emocional. Pusilánimes! Irreverentes! Confunden carácter con perturbación; un simple cambio de humor con inestabilidad anímica; congoja con depresión.
Lo que sucede es muy simple, mi señora: se la dan de psicólogos y no entienden nada. Sólo una persona que está en todos sus cabales es capaz de gobernar en medio de una crisis feroz sin escuchar a nadie; sólo alguien que está muy cuerdo puede sobrellevar la compañía de Moreno; sólo el que está en perfecta armonía espiritual y psíquica resiste a un vice como Boudou y sus Cicconerías.
No quiero aburrirla mucho, pero insisto con mi clamor. Haga algo porque se están animando todos. Qué es eso de que Abalito Medina vaya a hacer papelones a Diputados, negando la inflación, la inseguridad y los billetes de Ciccone. No negó la ley de gravedad por falta de tiempo. Sospecho lo peor: se creyó que es jefe de Gabinete.
Pero lo que me saca de quicio es que Lorenzino saque la cabeza y hable. Yo que usted le aplico un golpe de Kicillof ilustrado. Y no entiendo lo de Boudou pidiéndole seriedad a Scioli, al que aún las carcajadas no lo dejan hablar.
Monarca nuestra, reaccione. Sí, sí, ya sé que esta semana habló todos los días, que hizo estallar el anunciómetro y que tiene previsto pelearse con la otra mitad del mundo en las próximas horas. Pero quizá con eso no alcance. Se disgrega la tropa y se nos atreven hasta los cuatro de copa. De buena onda le pregunto: no habrá algo para corregir, para cambiar, para reiniciar, para revisar...? 
Su respuesta, no por conocida, deja de ser reveladora: "Retírese, desestabilizador".