Por Ariel Torres
El año pasado, la petrolera canadiense Husky Energy Inc. realizó un envío de crudo a India. Se
trató de apenas una gota en el océano de transacciones globales de petróleo,
pero un paso enorme en la reconfiguración del comercio de hidrocarburos de
América del Norte.
El envío de un millón de barriles a Indian Oil Corp., descrito
por Husky como una prueba, representa lo que los productores canadienses
esperan que se convierta en nuevos mercados internacionales para su petróleo.
"Estamos aprovechando la oportunidad, engrasando la
rueda" para más exportaciones si resultan factibles, dijo Asim Ghosh,
presidente ejecutivo de Husky, que hace poco también realizó un envío de crudo
a la petrolera italiana Eni SpA.
Mientras
Estados Unidos debate relajar la prohibición de exportar su petróleo, en efecto
desde hace décadas, Canadá está posicionándose discretamente para convertirse
en un exportador importante de petróleo norteamericano más allá de su región.
Desde hace
tiempo, los productores canadienses han dependido en gran medida de EE.UU. para
vender casi todas sus exportaciones, en una era en la que el apetito de crudo
importado de ese país parecía que crecería de manera estable. Pero la demanda
ha disminuido, gracias al auge estadounidense de crudo de esquisto, incluso
cuando las ricas arenas petrolíferas de Canadá siguen produciendo más. Eso deja
a Canadá con mucho petróleo pero sin suficientes compradores.
Los
mercados internacionales podrían resolver ese problema, y probablemente
impulsar los precios. Pero existe un gran inconveniente. La antigua dependencia
de Canadá del mercado estadounidense ha dejado al país con pocas opciones para
transportar su petróleo a puertos oceánicos.
En los
planes está la construcción o expansión de media docena de oleoductos, pero los
nuevos tardarían años. Entre los proyectos se encuentra Keystone XL, que uniría
las arenas petroleras de Alberta con el Golfo de México, un plan que sigue en
el aire debido a la oposición medioambiental y política.
Algunos
productores canadienses están tan decididos a encontrar nuevos mercados que
están buscando resquicios legales en EE.UU. en el frente de las exportaciones
petroleras. La regla se aplica solo a crudo producido en EE.UU., así que los productores
canadienses pueden solicitar licencias para transportar crudo a la costa de su
vecino en el Golfo y luego reexportarlo a lugares distantes desde allí.
"Esto podría cambiar las reglas del juego para los mercados
de crudo de América del Norte", dijo Martin King, vicepresidente de
investigación institucional de FirstEnergy Corp., un banco de inversión en
Alberta. "Las reexportaciones del crudo canadiense, en gran parte desde la
costa del Golfo, van a cambiar la industria".
Para
que ello suceda, los productores tienen que sortear obstáculos, incluyendo
segregar el crudo canadiense destinado a otros países del crudo producido en
EE.UU. Canadian Natural Resources Ltd. ha sugerido utilizar un sistema de
colores. "Mientras lo identifique bien con un color y lo separe, puede
reexportarlo desde EE.UU., incluyendo desde la costa del Golfo
estadounidense", dijo en una conferencia con inversionistas el año pasado
Réal Cusson, ejecutivo del productor de arenas petrolíferas.
La compañía dijo que no tenía planes específicos de reexportar
crudo, pero es claro que otras sí los tienen. El Departamento de Comercio de
EE.UU. otorgó más de 50 permisos para exportar crudo en los seis meses hasta
marzo, concentrándose en destinos como Japón, Corea del Sur y España. Uno de
los permisos lo recibió la subsidiaria en Canadá de la estadounidense de
Enbridge Inc.
Platts, una publicación del sector petrolero, ha reportado que
la española Repsol SA tiene
planes de importar alrededor de 550.000 barriles de crudo canadiense vía el
Golfo de México. No reveló la identidad del exportador. Repsol declinó
comentar.
Encontrar
clientes fuera de Norteamérica podría permitirles a los productores de arenas
petrolíferas obtener precios más altos que en EE.UU., donde su producción, tan
pesada que tiene la consistencia de la mantequilla de maní, se vende con
descuento. Llamado Western Canadian Select, este tipo de crudo cuesta menos que
el West Texas Intermediate debido a costos de transporte, baja calidad y acceso
limitado a las refinerías estadounidenses que pueden procesarlo, aunque la
brecha se ha reducido últimamente.
La
Cámara Canadiense de Comercio ha dicho que los productores de arenas
petrolíferas podrían obtener US$50 millones diarios más por su producción si se
vendiera fuera del continente, citando un informe de 2012 de CIBC World
Markets, subsidiaria del Banco Imperial de Comercio de Canadá.
Un
cambio canadiense hacia compradores no estadounidenses podría tener
consecuencias para el comercio bilateral, política energética y hasta lazos
políticos entre Ottawa y Washington. A pesar del auge del esquisto, EE.UU. aún
depende de Canadá para un tercio de los casi ocho millones de barriles diarios
que EE.UU. registra en importaciones petroleras netas y seguirá necesitando
petróleo canadiense.
La
Oficina de Información Energética de EE.UU. estima que la producción del país,
que se calcula en 8,4 millones de barriles diarios para este año, se elevará a
9,6 millones de barriles al día para 2019, y permanecerá por encima de 7,5
millones de barriles diarios hasta 2040.
Mientras
tanto, las importaciones estadounidenses han caído cada año por casi una
década. En 2005, EE.UU. importaba 60% del petróleo y los productos petroleros
que usaba. En 2012 importaba 40% y se espera que la proporción llegue a 23% al
final de la presente década.
EE.UU.
seguirá siendo un importador neto de crudo por décadas, y Canadá su principal
proveedor, dicen los funcionarios de la industria de ambos gobiernos. Pero para
Canadá, la demanda estadounidense no será suficiente para absorber toda la
producción de los vastos depósitos de arenas petrolíferas que guarda Alberta a
medida que las estimaciones apuntan a un aumento en la producción.
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