Con tanta información
disponible, ya es un tema instalado el hecho de que Vaca Muerta es uno de los
reservorios más grandes del mundo en términos de petróleo y gas, en su mayoría
no convencional. De ahí el problema que surge cuando de extraer esos recursos se
trata, puesto que los métodos a utilizar son relativamente modernos, y ante
todo muy caros. La posibilidad técnica operacional de extraer esos recursos
existe, pero la conveniencia económica dependerá siempre y en última instancia
del precio del barril de crudo. Si el precio del petróleo cae por debajo de
ciertos niveles, deja de ser rentable la utilización de estos métodos
alternativos. Y el problema es justamente que el precio del petróleo se viene
desplomando y alcanzó el nivel de 80 dólares por barril la semana pasada. Algo
histórico.
En columnas anteriores
he tratado de explicar alguna de las razones de la caída de ese precio, aunque
en resumidas cuentas se trate siempre de una cuestión de oferta y demanda. En
los últimos tiempos ha habido un gran aumento de la oferta de petróleo
propiciada por el boom de la fractura hidráulica (fracking) en los EEUU. De
hecho, Estados Unidos se ha convertido recientemente en el principal productor mundial
de crudo extrayendo más de 11 millones de barriles por día, superando a Rusia y
Arabia Saudita. Texas y Dakota del Norte producen el 50% del petróleo y han
tenido buena parte de la responsabilidad en la recuperación económica de los
últimos años.
De allí surge que la
caída en el precio del crudo es en parte la consecuencia de un aumento impactante
de oferta. Seamos un poco más gráficos y analicemos el crecimiento de los
“horizontal rigs”, que son las perforaciones utilizadas para extraer shale oil:
La otra parte viene a
cuento por la caída en la demanda mundial por desaceleración económica en
Europa, China e India. Shock de oferta, disminución de demanda, igual a
tormenta perfecta. Todo indica entonces que la tendencia a la baja en el
petróleo continuará, y nadie sabe muy bien hasta donde. Justamente la dinámica
propia de la oferta hará que algunos yacimientos de fractura hidráulica dejen
de ser rentables, cierren y conlleven a una menor oferta de petróleo, o esa
parece ser la lógica de los analistas. Lógica que por cierto no comparto. Ya en
julio de este año, por ejemplo, Goldman Sachs se aventuraba a informar que con
un barril en 85 dólares, muchos de estos horizontal rigs dejarían de ser
rentables. El Deutsche Bank indica –y allí
sí concuerdo- que con un precio del crudo por debajo de 77 dólares, la mitad de
los productores de shale oil se verán en serios problemas.
El viernes 17 de octubre
el crudo cerró en 85 dólares por barril, dejando en claro que en estos niveles,
no se justifica dejar de producir, pero de seguro no tiene sentido comenzar a
buscar proyectos nuevos. De hecho en algunos mercados se habla que un eventual
boom del shale oil está muriendo antes de haber nacido. Otra exageración sólo
lanzada al ruedo por los especuladores de turno. Las acciones de las petroleras
relacionadas con el negocio del shale oil y shale gas tuvieron caídas
abrumadoras en Wall Street en los últimos 30 días, llegando en algunos casos al
40%. La conclusión pasa a ser muy simple: si a estos niveles de precio del
barril deja de ser rentable el negocio en los Estados Unidos, con las enormes
facilidades de acceso al crédito barato, nadie va a siquiera evaluar la
posibilidad de hacer lo mismo en Argentina.
Entonces habrá que simplemente olvidarse de las inversiones
externas en Vaca Muerta por un tiempo. Iniciar las inversiones
masivas que se necesitan con un contexto de precio del crudo cayendo en picada,
es algo que no hará ninguna petrolera internacional. Es sencillamente un
suicidio económico. Por un lado cobra sentido la inversión pública en una
empresa con participación estatal mayoritaria, pero eso se da de bruces con la
realidad económica argentina, a la que no le sobra una moneda para tal fin,
teniendo en cuenta que los niveles de inversión necesarios son
multimillonarios, además –por cierto- de la consecuente necesidad de know how
en este tema tan sensible, algo de lo que Argentina también carece.
Lo que me mueve a un
comentario final: el gran aumento de oferta de petróleo por parte de Estados
Unidos y esta caída en precios, si bien afecta negativamente a algunos
productores, favorece a los consumidores (nafta más barata) y le da poder a los
EEUU, ya que en este contexto es claro que Arabia Saudita pierde injerencia
internacional, pero además con una caída en el precio del crudo se debilitan
sensiblemente las finanzas de Rusia e Irán, dos de sus enemigos políticos de
siempre.
El shale oil creció tan
rápido –de la mano de la permanente iniciativa norteamericana al respecto- que
empujó hacia abajo el precio del petróleo. Por ahora, Vaca Muerta va al placard.
Nadie va a invertir con un barril a estos precios.
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