lunes, 26 de agosto de 2013

Cuando los demás son el problema

Por Ariel Torres


A esta altura de las cosas, hay que reconocer que hay una parte del padrón electoral que se reconoce no kirchnerista, pero que cree que hay muchas cosas que se hicieron bien y que por eso los vota. Algo así como el que te dice que sin tener problemas de alcoholismo, cuando sale de joda le gusta abrazarse a los postes de luz. O el que te dice muy “suelto de cuerpo” que, más allá de conocer a todos los travas de los bosques de Palermo, no es gay.

Esta es la gente que putea a Amado Boudou por hacerle daño a la imagen de la década ganada, y a Julio De Vido porque… bueno, porque hay que putearlo. De Guillermo Moreno sólo les molesta que mienta con la inflación, aunque está claro que los medios monopólicos exageran con la misma y que, en caso de existir, es culpa de los comerciantes (…). Preguntados sobre el patrimonio de CFK, se relajan y afirman que la justicia ya se expidió y no pudieron probar nada. Obviamente, se trata de la misma justicia a la cual habría que democratizar.

Aseguran a quien quiera escucharlos que no miran 678 ni prestan atención a los somníferos escritos por Carta Abierta, por considerarlos argumentos progres que no agregan valor. Precisamente por eso es que no se hacen cargo de la senilidad de Orlando Barone, y menos aún participan de las denuncias de Sandra Russo o Cynthia García cada vez que dan rienda suelta a las sospechas de complot de sectores financieros que buscan controlar la economía (…).


 Eso de ser “simpatizante afín pero no kirchnerista”, emparentado con el kirchnerista crítico, es una especie de manto sagrado para los que sostienen que todos estos factores le hacen daño al proyecto, pero que no hay que prestarles demasiada atención, dado que hacerlo es prenderse en el juego de los que buscan desgastar la figura presidencial. Este delirio de ser y no ser choca de frente con un punto básico e ineludible, dentro del análisis: quien eligió a Amado Boudou, quien banca a Julio De Vido, quien paga los salarios de 678, quien defiende a Moreno, quien manda a Kicillof, es la misma persona que se jacta una y otra vez de ser la única que da las órdenes y de que nada de lo que pasa en su gobierno se hace sin su aprobación. O sea.

Dentro de esa facilidad que brinda no hacerse cargo nunca de nada, CFK puso blanco sobre negro en su discurso del miércoles pasado –hace tanto ya- en Tecnópolis, el cual debería ser enmarcado como máximo exponente del evangelio según Santa Cristina, dado que fue una apología pornográfica de todos los latiguillos con los que sus fieles devotos han intentado convertirnos.

No habían pasado ni treinta segundos de su exposición, y CFK afirmó que “sin los diez años de gobierno kirchnerista, no habría futuro en Argentina”. Aquel cliché que reza “el país no termina en la General Paz” se vio un poquitín limitado después de las PASO, así que se trasladó a “el país no termina en el continente blanco al sur de Tierra del Fuego” y ahora hay que festejar que se ganó en la Antártida, donde habitan un puñado de estatales que dependen de la buena voluntad de Balcarce 50.

En ese orden de cosas, cada vez que D’Elía trata de yankee a Sergio Massa “son solo afirmaciones aisladas que no representan al conjunto”, pero ahí nomás fue Ella y tiró que en Wall Street están contentos con el resultado. En tal sentido, cada vez que un terrorista de las veinticuatro cuotas sin interés nos dice que no importa que Abal Medina hable del pasado habiendo sido parte de la Alianza -dado que “es sólo su opinión”- hay que mostrarle que Ella dijo que todos los demás son el pasado, menos su gobierno. Claro que, al momento de recibir la justificación del desprecio al que no los vota por parte de la prensa oficialista, hay que tirarles que Ella sostiene que los votantes no cuentan, ya que Ella quiere reunirse con los que no están en las listas.

Fueron un verdadero poema los pucheritos, hombritos y montoncitos con los dedos, de los que CFK hizo gala. Además de sus profundos conocimientos en materia económica al sostener que “en economía cuando vos le das a uno es porque le dejaste de dar a otro, no hay ninguna otra posibilidad”(sic). El concepto de generación de riqueza no entra en su cabecita sólo hambrienta de poder, ni hace falta calentarse para preguntarle cómo cree que existen países que mantienen su calidad de vida a pesar de la constante expansión demográfica. Hasta se hizo el tiempo para recordarnos que la costumbre de comprar dólares llegó con Martínez de Hoz en los setenta -algo que no me atrevería a cuestionar- dado que pocas personas deben saber tanto como Ella sobre la gestión del rey de la 1050.

Lo de debatir sin agravios se dio de bruces con los insultos a todo el arco opositor -y a sus votantes-, mientras algunos se preguntaban a quién le hablaba cuando decía que las deudas “las generaron ellos (…) en anteriores gobiernos”, si el que ganó la provincia fue Jefe de Gabinete de su gobierno, asesorado económicamente por el ministro de Economía de Néstor Kirchner y el presidente del BCRA que puso el desaparecido ex presidente.

El estado de felicidad del kirchnerismo se tradujo en optimismo, tanto que las palabras tranquilizadoras de Cristina sumaron su aporte y, en los últimos días, pudimos ser testigos de la buena onda que reina en el gobierno y de la seguridad que sienten por el futuro que les depara (cuac!). Luego de que el programa Periodismo Para Todos pusiera al aire un informe en el que mostraron que CFK “hizo una parada técnica” en el paraíso fiscal Seychelles regresando de Vietnam, el amigo Parrilli emitió un informe en el que trató de Terrorista Mediático –títere de Magnetto- a Jorge Lanata, tildando a su vez de “garcas” a los miembros del Poder Judicial -en salvaguarda del orden institucional- y afirmó que las denuncias son sólo con fines de promover la violencia. Algo de razón le asiste al inútil lacayo puesto que todos los que vuelven de Vietnam paran en el Atalaya de Seychelles para comprar medialunas, yo particularmente prefiero el Minotauro de las Maldivas.

No pasó ni un día y Parrilli volvió al ruedo para poner paños fríos declamando que Clarín le hace la campaña a Sergio Massa, que el que está loquito y nervioso es Lanata y que todas estas denuncias son para que la gente crea que Ella gusta del lujo y preside un gobierno corrupto. Son puras infamias puesto que la eterna empleada estatal multimillonaria compra la ropa en los outlets de avenida Córdoba y que en la totalidad del arco kirchnerista no existe absolutamente nadie que se haya quedado jamás con algún mango que no le corresponda.

Cerrando un finde sin desperdicio, Ella también se hizo eco del informe de PPT y tiró la bronca por Facebook al denunciar la impunidad de los que denuncian la impunidad (sí, tal cual). También afirmó que todo lo que se dice en contra del gobierno es para atacar la memoria del que ya no puede defenderse, o sea de Néstor. Aquí vale una aclaración: morir no salva. El hecho de contar con un impedimento permanente para ejercer auto defensa no implica que no se pueda investigar ni contar lo que haga falta contar. Es una verdad bastante estúpida como para tener que aclararla, pero la condición permanente de estar mirando al cielo por el resto de la eternidad, no es causal que justifique la inmediata suspensión de una investigación.


 Me hace mucho ruido que no se pueda hablar mal de quien no puede defenderse, pero sí se pueda decir que si Belgrano viviera, abrazaría al Modelo de Crecimiento de Villas de Emergencia con base en impresión de billetes, y todo sin que nadie se ofenda por la ausencia de opinión del padre de la bandera. Del mismo modo, se podría crear una especie de Instituto Revisionista Histórico para que indague en la vida de aquellas personas que, por cuestiones biológicas, se encuentran impedidas de poder expresar su parecer sobre lo que se dice de ellos.

En mi humilde modo de entender las cosas, que no se pueda siquiera sospechar cómo es que una mina que viajaba en bondi desde Tolosa hasta la facultad haya llegado a convertirse en multimillonaria sin haber ganado diez veces consecutivas el Quini 6, por el sólo hecho de que su marido ya no se pasea entre nosotros, no es más que un mecanismo falaz y obsceno de buscar compasión.

Ya no viene a cuento si la pesaban, no importa si se llevaron hasta los sobrecitos de azúcar, no le hace si la juntaron con palas mecánicas. Lo que realmente interesa es que Néstor se murió y no puede defenderse, aunque podrían hacerlo los que supuestamente saben “la verdad”, y no me pasa el hecho de que Cristina nunca hubiera sospechado cómo es que vivían en calidad de millonarios con el sueldo de un gobernador, como si hubiera pasado los últimos cuarenta años de su vida en estado catatónico sin preguntarse cómo es que el jardinero llegó a tener una empresa o qué fue lo que pasó con el chofer municipal que terminó al mando de medios de comunicación.

Más allá de la imposibilidad de Néstor para viajar a Seychelles en enero de 2013 por razones de público conocimiento, lo cierto es que algo ha mutado en la forma de encarar la campaña. La denuncia del domingo 18 bien pudo ser ignorada como hicieron con todas y cada una de las anteriores -convengamos que tampoco fue lo más grave que se haya dicho del oficialismo- pero acusaron recibo de un modo notoriamente sobreactuado


Ponerse en víctimas de un orden superior a todo como forma de recuperar votos, es tratar de idiotas a todos los que no los votaron, y sirve de botón de muestra para que vayamos viendo qué nos espera en los últimos dos años de esta concatenación de patinadas empíricas, delirios fundacionales y afano orgánico que hemos denominado kirchnerismo.

No todo puede justificarse.

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