Por Ariel Torres
Si bien seis meses es poco tiempo como para hacer evaluaciones definitivas acerca de la estatizaciòn/confiscaciòn de YPF, la gestión de su CEO, Miguel Galuccio, ya puede mostrar cuáles son sus prioridades, sus metas, sus dificultades y sus necesidades. Después de discursos estatizadores en los que se cargó contra la anterior gestión de YPF por la declinación en la producción de hidrocarburos, Galuccio y su gente se enfocaron a revertir la tendencia. Qué puede mostrar a poco de estar al mando de la petrolera?
Hay varios reportes que dan cuenta de que en los últimos meses se aumentó la producción de fueloil, un combustible que en la Argentina pasó a ser determinante en los últimos años, ya que se utiliza como sustituto del gas en las centrales termoeléctricas. "Comparando la producción de fueloil acumulada a septiembre 2012 respecto del mismo período del año anterior, se incrementó en 50%, representando 240.000 metros cúbicos más de este producto", se puede leer en esos informes.
Son los mismos reportes que revelan que la producción de petróleo detuvo la declinación. "Logramos aumentar 0,6% la producción de crudo respecto del año pasado y 0,9% frente al segundo trimestre de este año", se lee en esos documentos. Cerca de Galuccio saben que los números no son como para empapelar Baires, pero se apuran en aclarar que lo importante es detener la tendencia y luego sí trabajar en el crecimiento. "No es poco lo que se logró en tan poco tiempo", dicen.
Y algo de razón les asiste. Siempre de acuerdo con los números oficiales, entre abril y septiembre, YPF extrajo 5,8 millones de metros cúbicos (m3) de petróleo, 12% más que los 5,15 millones de m3 de 2011. El número, sin embargo, puede causar engaño, ya que en la primera parte del año pasado hubo un extenso paro petrolero. Si se compara la producción de este año con la de 2010, en cambio, la estadística da una caída de 7% en comparación con los 6,24 millones de m3 de hace dos años.
Por supuesto que no habrá caras de júbilo ni mucho menos hasta que no se empiece a revertir la caída en la producción de gas. Sucede que la receta con la que el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, capeó la crisis energética en los últimos años genera una factura que ya no se puede pagar. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, se topó con la crudeza de estos números no bien se adentró en las lujosas oficinas que la petrolera tiene en Puerto Madero. De ahí en más, el Gobierno desentrañó los más variados algoritmos discursivos como para decir que la Argentina estaba en crisis, pero que su gestión nada tuvo que ver con la generación de esas condiciones. De Vido escuchó varias veces, casi adormecido, cómo Kicillof repasaba los errores energéticos de los años anteriores.
El nuevo mandamás, Miguel Galuccio, sabe como pocos que si no aumenta la producción de gas para empezar a aquietar los más de 12.000 millones de dólares que este año se necesitarán para pagar la importación de combustibles, en los próximos años la Argentina estará sumida en una profunda crisis. Cerca de los principales ejecutivos de la petrolera confiesan que Galuccio está conforme con los primeros indicadores. "La producción de gas natural presentará un comportamiento similar al volumen producido durante 2011. Durante la gestión anterior el declino del último año fue de 11% con una previsión de declino de 8% para 2012. No caer es un gran paso", refieren.
Según dichos de ex secretario de energía, Jorge Lapeña, "dentro de la ecuación energética nacional, el 87% está compuesto por hidrocarburos y casi el 50% corresponde al gas. La operación YPF aún no resolvió ningunos de los problemas del sector. La producción nacional de gas en su conjunto viene en caída." De acuerdo con los números oficiales, la baja en ese renglón fue de casi 2,5% con respecto al año pasado.
Esa disminución en la producción, sumada a otras decisiones oficiales, dispararon las importaciones de gas en la primera parte del año. Entre enero y julio, se gastaron en compras al exterior US$ 2668,53 millones, casi 90% más que las erogaciones que se realizaron en el mismo período de 2011. El incremento se explica por dos motivos: los volúmenes que se importaron fueron casi 50% mayores, pero el precio subió. La empresa no puede resolver el problema. Aquí falta una política que atienda a los dos tercios del mercado que no son YPF. Hay que darles señales y todo lo que requiere el inversor privado para venir a áreas que, todo indica, son ricas en hidrocarburos.
Una parte de lo que el Gobierno le endilga a la gestión de Repsol, apunta a una supuesta subutilización de las instalaciones de refinación. De los borradores de YPF que consulta Galuccio se desprende que "la compañía cerrará este trimestre con una utilización de sus refinerías de 96% contra 83% del trimestre anterior, lo que se refleja en una mejora sustancial en el abastecimiento a las estaciones de servicio". Otro fuerte argumento que se escucha con asiduidad en la torre es que "la empresa redujo 47% las importaciones de combustibles líquidos, comparado el primer semestre de 2011 contra el mismo período de 2012; la producción de refinados en 7% contra el plan de la gestión anterior, lo que genera 681.000 metros cúbicos más de naftas y gasoil".
Algunas fuentes del mercado dicen que la YPF nacionalizada aportó en seis meses 980.000 metros cúbicos a la oferta local, un 1,6% menos que los 996.336 del año pasado. Hay, sin embargo, una decisión de negocios en el reverso de esa comparación: la caída por el aterrizaje de la economía. Como la demanda se enfrió, alcanza con una oferta menor para mantener a los surtidores incluso mejor abastecidos que el año pasado. La actual gestión aprovechó el menor apetito de los automovilistas para aumentar la producción de fueloil y de esa manera ahorrarle plata al Estado. Pero resignó ingresos por ser un producto de menor valor agregado.
Hay que tener en cuenta también, que el resultado operativo interanual del último trimestre cayó cerca de 30%. La mayor parte está en el sector de refino y marketing, porque YPF empieza a tomar decisiones antieconómicas. Puede ser que el Gobierno tenga que importar menos, pero eso perjudica a la empresa. En el año, en tanto, vendió la misma cantidad de combustibles que en 2011, pero recortó 17,2% la exportación de productos.
La gestión nacionalizada aún trastabilla en el fangoso terreno de sus costos y la búsqueda de ganancias. Hasta septiembre, registró gastos por $ 29.420 millones, 24% más que en el mismo período de 2011. Casi todos los ítems que componen ese rubro crecieron, en especial el de sueldos y cargas sociales, pero se achicó 18% el aporte que la empresa le hace al fisco por impuestos. El motivo es el menor pago de retenciones a la exportación por la caída en las ventas al exterior.
El plan de YPF confirmó que su conducción conoce muy bien el upstream (la exploración y producción de hidrocarburos) y la realidad de los yacimientos. El problema aparece porque aumentar la producción requiere esfuerzos de inversión y un financiamiento muy grande que la empresa no está en condiciones de atender con su flujo de caja. Es cada vez más débil. Si sigue así, va a poder invertir menos que Repsol.
La ecuación es tan simple como complicada: para nutrirse de recursos, YPF deberá subir los precios. En junio dio el primer paso, con un aumento de hasta 7% en sus combustibles; el segundo fue en octubre, con un retoque del 3%. En estos seis meses YPF fue víctima de la política económica y de la política energética. Pudo aumentar la producción de crudo, la producción de gas le siguió cayendo y, pese a que le dieron alguna señal de precios, su ganancia se redujo.
Este dato es importante porque cuando el CEO presentó el Plan de los 100 días hizo mucho énfasis en la inversión con fondos propios. Galuccio sabe que debe asociarse con alguna petrolera para desarrollar el principal yacimiento de gas y petróleo no convencional que hay en el país: Vaca Muerta. Jeremy Martin, director del programa de energía del Instituto de las Américas, cuenta que Galuccio fue una herramienta clave para comenzar a dirimir esa cuestión. "Es un profesional bien considerado y su nombramiento ayuda a disuadir lo que era en un principio una gran preocupación internacional por la decisión del Gobierno de hacerse cargo de YPF. Se nota con el plan estratégico que el ejecutivo buscó apuntar alto." Martin tiene una mirada positiva.
El nuevo CEO de YPF dio varios pasos para comenzar a limpiar la imagen en los mercados. Canceló deudas por $ 22.960 millones y renegoció el pasivo financiero con los bancos. Además, repartió dividendos por $ 303 millones por el período 2011. Posiblemente el cambio más notorio en la gestión está en tierras patagónicas. En Neuquén la empresa puso en marcha la versión más ambiciosa de su plan. En lo que va de este año, YPF duplicó la cantidad de equipos de perforación en actividad, con especial énfasis en la búsqueda de gas.
Ya ha transcurrido medio año, seis meses, que en la vida de una petrolera pueden sonar hasta insignificantes como para hacer balances definitivos. En este tiempo se transitó de aquel frenesí nacionalizador kirchnerista a la actual y muy necesaria mesura. Pequeños signos que no alcanzan. Pero suman.
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