Existe un preconcepto generalizado
que se basa en suponer que los líderes actuales disponen de gran espacio y
poder para tomar decisiones y definir estrategias. Sin embargo, la experiencia
demuestra lo contrario: el valor del líder actual pasa por su capacidad de
generar alternativas innovadoras de valor a sus colaboradores, accionistas y
clientes con un manejo muy limitado de variables y un uso fuerte de la
creatividad.
Y viene a cuento una historia que me
contó un amigo de esos que siempre tienen anécdotas a mano: tiene que ver con
los esquimales, y resulta que estos tipos habitan los territorios más
inhóspitos del planeta, por lo que han desarrollado capacidades para discernir
más de 30 tonalidades diferentes de blanco, en el hielo. Así que, cuando trato
de definir las habilidades y capacidades que debe tener un Líder actual, por
alguna razón siempre me viene a la cabeza la capacidad de percepción y supervivencia
de los esquimales.
Cuando hablamos de nueva generación
de profesionales no hablamos solamente de gente más joven, sino que hay otros
aspectos clave que inciden más en el cambio generacional:
·
La transición del verticalismo a las decisiones compartidas: la
complejidad y aceleración en los cambios tecnológicos hacen imposible que una
persona tenga una visión completa y actualizada, el rol del líder es lograr que
los equipos se expresen en su máximo potencial creativo actuando como
facilitador.
·
La diversidad como fuente de oportunidades: hasta hace algunos años se
hablaba de aceptar la diversidad, hoy se trata de fomentarla y lograr a partir
de la riqueza que genera resultados humanos y empresarios superiores. El
talento no viene en envases estandarizados y, en consecuencia, está incómodo en
organizaciones rígidas.
·
La responsabilidad social: el rol de la empresa y de cada uno de los
integrantes de su equipo como actores sociales activos para la mejora de la
sociedad en la que se desempeña debe ser promovido desde el liderazgo. De nada
vale una empresa con excelentes resultados que no esté positivamente integrada
con su comunidad.
·
Y, por último, y quizás el más importante, la coexistencia con la
incertidumbre: las decisiones se toman con información incompleta y cambiante,
tener información exhaustiva es prácticamente imposible, y esperar hasta
tenerla deja espacio para competidores más ágiles.
Quedó muy lejos en el tiempo eso de que
las opciones se planteaban en blanco y negro; hoy existe una nueva paleta de
colores intermedios que necesitan de una visión distinta para hacer frente a
los objetivos, y los hechos analizables. Similar a la facultad visual de los
esquimales que les permite reconocer si el hielo es lo suficiente resistente
para caminar sobre el mar o lo suficientemente fino para hacer un agujero a
través del cual poder capturar su alimento. Los actuales líderes necesitan
saber escuchar, integrar, fomentar la colaboración y poder identificar esa
tonalidad de blanco que diferencia el hielo firme sobre el mar en el que la
empresa debería aventurarse del otro tono de blanco donde no conviene pisar.
Por eso es que veo a los nuevos líderes
como a un tipo de esquimal urbano cuyo desafío no es el entorno gélido, sino la
imposibilidad de hacer pie completamente firme en un mundo cada vez más
cambiante y dinámico.
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