martes, 20 de mayo de 2014

Al Central se le escapan 3 de cada 4 dólares que atrapa

Por Ariel Torres



Como vengo anticipando en esta columna desde febrero, la buena época se termina antes de lo previsto para el Banco Central. La fuerte liquidación de dólares que le garantizaron los agroexportadores durante abril se redujo sensiblemente en la primera quincena de este mes y complica los esfuerzos de Juan Carlos Fábrega, el presidente del BCRA, para acumular reservas.

El organismo se quedó con sólo uno de cada cuatro dólares que adquirió en el mercado cambiario durante la primera mitad de mayo; y se ve forzado ahora por esto a descongelar un tipo de cambio que había mantenido fijo durante 40 días para acelerar la llegada de los agrodólares.

La explicación es muy lógica. Tanto que asusta por su simplicidad. Las divisas se resbalan por el sostenido déficit de energía, y las crecientes necesidades de importación de combustibles que tiene el Gobierno. Es de esperar que la carga se sentirá más pesada aún, durante los meses de invierno. El Central compró u$s 625 millones durante la primera quincena de mayo, pero sólo pudo aumentar su stock en una cuarta parte: u$s 164 millones.

El problema nos lleva inexorablemente al balance negativo que empezará a sufrir el Gobierno en el mercado cambiario una vez que pase la liquidación. De cara a los próximos meses, el panorama luce por demás oscuro, al no haberse reparado el retraso cambiario que se devoró el superávit comercial. Es muy probable que, cuando culmine la temporada alta de liquidaciones agrícolas, el saldo del balance cambiario vuelva a hundirse.



Todos los estudios serios indican que para este año, la importación de energía rondaría los u$s 14.000 millones. Pero hasta el primer trimestre, según datos ya difundidos por el INDEC, la fuga de dólares por este concepto fue de sólo u$s 1.529 millones. En las consultoras estiman que la mayor cantidad de compras de combustible al exterior se percibe entre junio y septiembre. Y a esto se le suma que, a partir de mayo, el Central se empezó a ver obligado también a liberar de a poco las ventas de dólares a automotrices por los pagos que adeudan de importaciones que ya habían recibido desde el exterior. El sector tiene la suficiente fuerza interna propia como para obligar naturalmente al Central en ese sentido. No es menor el problema, puesto que ocurre en un contexto de limitaciones propias para comprar dólares, debido al incremento de las expectativas de devaluación.

La decisión de reducir la tasa de interés, a principios de mayo, tras haber mantenido fija la divisa y haber acumulado meses de alta inflación, dio señales de que se abandonarán para siempre los planes de limitar la cantidad de pesos que circulan en el sistema.


Esto y decirle al Blue: “levántate y anda”, es la misma cosa.

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