Por Ariel Torres
Todo es posible en el mundo
de las finanzas. Y si las finanzas son argentinas, la afirmación se multiplica.
No hubo confabulación de los medios para generar una psicosis compradora que
desestabilizara el mercado de cambios, ni mucho menos. Pero lo claro es que la
noticia sorprende si se sale de la norma; no es lo mismo una fuerte suba, que
una baja como la que ocurrió en las últimas semanas, que casi nadie
esperaba, aunque fuimos varios los economistas que anticipamos que los bonos denominados "dolar Linked" -que son emitidos en dólares pero que se pagan en pesos al tipo de cambio oficial- del Gobierno iban a producir un efecto sorpresivo.
Descontando el hecho de que el precio del dólar depende de factores reales y psicológicos, yo le agregaría un fuerte componente antropológico, porque pareciera formar parte de nuestro ADN, como una suerte de componente evolutivo.
Si bien el dólar oficial debe guardar relación con la oferta y demanda de divisas, ello depende básicamente de lo que ocurra con el balance de pagos, que es el instrumento contable que registra justamente los ingresos y salidas de divisas del país, sin importar si los movimientos son de operaciones comerciales o financieras.
Si el balance de pagos es superavitario el dólar tiende a bajar y cuando es deficitario, obviamente sube. El Gobierno, no obstante, puede intervenir en el mercado de divisas usando las reservas; así cuando el balance de pagos es deficitario, puede cubrir la diferencia de esa manera. El uso de los dólares que guarda el Banco Central puede evitar entonces que la mayor escasez de divisas se refleje en una suba del dólar, claro que es algo que no se puede hacer indefinidamente porque aunque, como bien dijo el presidente del BCRA, “las reservas están para usarse”, el chanchito se acaba si uno siempre saca y nunca pone.
En el mismo sentido, la autoridad monetaria puede regular el mercado de cambios prohibiendo o limitando la compra de divisas, o recibir ayuda de las autoridades de la Secretaría de Comercio y limitar las importaciones, relajando así la demanda de dólares, aunque ello genere consecuencias negativas en materia de crecimiento.
Es por eso que resulta inadmisible e increíble que el dólar oficial cueste solo 6% más que a fines de enero, porque en el medio ha habido una inflación acumulada de entre el 20% (si tenemos en cuenta la del INDEC) y el 30% (si escuchamos a los privados), lo que implica que si el dólar no aumenta nuestro país se pone más caro que el resto del mundo, generando aumento de las importaciones y caída de las exportaciones (sobre todo las de manufacturas de origen agropecuario, que son el corazón de las economías regionales). Solo por culpa de la inflación y si nada más hubiera sucedido, el dólar hoy debería valer entre 9,60 y 10,40.
Pero hay otros factores que ayudan a que los dólares escaseen cada vez más; el precio internacional de la soja cayó 27%, nos condenaron a pagar una deuda a los buitres que sobrevuela los 15.000 millones de dólares, y por si eso fuera poco, nuestros vecinos comerciales están devaluando y el dólar se está fortaleciendo. De allí se desprende que la política cambiaria oficial es insostenible y es donde entran a tallar las expectativas, porque el mercado comienza a descontar que más tarde o más temprano sobrevendrá la tan temida devaluación.
Por eso es que el Gobierno hace todo lo que puede por trabar importaciones, no entrega divisas a las empresas que deben comprar insumos afuera y se desploma la producción de autos, por ejemplo. Al mismo tiempo da señales fuertes de que no piensa devaluar, puesto que acaba de colocar un bono (el BONAD 2016) que funciona como un seguro de cambio, porque está atado al dólar oficial.
Por su parte, el paralelo o blue, también depende de factores reales y psicológicos. En el siguiente gráfico vemos que en el mediano plazo hay una relación casi perfecta entre el dólar informal y el “dólar cobertura” que es el nombre que recibe la relación entre la cantidad de pesos que hay en la economía (la base monetaria) y las reservas de divisas del banco central.
Descontando el hecho de que el precio del dólar depende de factores reales y psicológicos, yo le agregaría un fuerte componente antropológico, porque pareciera formar parte de nuestro ADN, como una suerte de componente evolutivo.
Si bien el dólar oficial debe guardar relación con la oferta y demanda de divisas, ello depende básicamente de lo que ocurra con el balance de pagos, que es el instrumento contable que registra justamente los ingresos y salidas de divisas del país, sin importar si los movimientos son de operaciones comerciales o financieras.
Si el balance de pagos es superavitario el dólar tiende a bajar y cuando es deficitario, obviamente sube. El Gobierno, no obstante, puede intervenir en el mercado de divisas usando las reservas; así cuando el balance de pagos es deficitario, puede cubrir la diferencia de esa manera. El uso de los dólares que guarda el Banco Central puede evitar entonces que la mayor escasez de divisas se refleje en una suba del dólar, claro que es algo que no se puede hacer indefinidamente porque aunque, como bien dijo el presidente del BCRA, “las reservas están para usarse”, el chanchito se acaba si uno siempre saca y nunca pone.
En el mismo sentido, la autoridad monetaria puede regular el mercado de cambios prohibiendo o limitando la compra de divisas, o recibir ayuda de las autoridades de la Secretaría de Comercio y limitar las importaciones, relajando así la demanda de dólares, aunque ello genere consecuencias negativas en materia de crecimiento.
Es por eso que resulta inadmisible e increíble que el dólar oficial cueste solo 6% más que a fines de enero, porque en el medio ha habido una inflación acumulada de entre el 20% (si tenemos en cuenta la del INDEC) y el 30% (si escuchamos a los privados), lo que implica que si el dólar no aumenta nuestro país se pone más caro que el resto del mundo, generando aumento de las importaciones y caída de las exportaciones (sobre todo las de manufacturas de origen agropecuario, que son el corazón de las economías regionales). Solo por culpa de la inflación y si nada más hubiera sucedido, el dólar hoy debería valer entre 9,60 y 10,40.
Pero hay otros factores que ayudan a que los dólares escaseen cada vez más; el precio internacional de la soja cayó 27%, nos condenaron a pagar una deuda a los buitres que sobrevuela los 15.000 millones de dólares, y por si eso fuera poco, nuestros vecinos comerciales están devaluando y el dólar se está fortaleciendo. De allí se desprende que la política cambiaria oficial es insostenible y es donde entran a tallar las expectativas, porque el mercado comienza a descontar que más tarde o más temprano sobrevendrá la tan temida devaluación.
Por eso es que el Gobierno hace todo lo que puede por trabar importaciones, no entrega divisas a las empresas que deben comprar insumos afuera y se desploma la producción de autos, por ejemplo. Al mismo tiempo da señales fuertes de que no piensa devaluar, puesto que acaba de colocar un bono (el BONAD 2016) que funciona como un seguro de cambio, porque está atado al dólar oficial.
Por su parte, el paralelo o blue, también depende de factores reales y psicológicos. En el siguiente gráfico vemos que en el mediano plazo hay una relación casi perfecta entre el dólar informal y el “dólar cobertura” que es el nombre que recibe la relación entre la cantidad de pesos que hay en la economía (la base monetaria) y las reservas de divisas del banco central.
Esta relación es el guarismo
más importante a tener en cuenta, y tiene que ver con que la Argentina ha
perdido la soberanía monetaria, por imprimir dinero sin respaldo de una manera
descontrolada durante muchos años. El dinero fiduciario ha perdido entonces su
valor simbólico (que depende básicamente de la confianza y el crédito del
Gobierno) y solo le queda valor como mercancía, en función de su posibilidad de
ser cambiado por dólares, la moneda en la que el argentino confía.
Nótese en el siguiente gráfico de dispersión la correlación que hay entre el dólar cobertura y el blue. Un 94% de los cambios en la cotización del paralelo pueden ser explicados por cambios en la relación entre pesos y dólares.
Nótese en el siguiente gráfico de dispersión la correlación que hay entre el dólar cobertura y el blue. Un 94% de los cambios en la cotización del paralelo pueden ser explicados por cambios en la relación entre pesos y dólares.
De todas maneras, si volvemos a mirar el primer gráfico,
podemos notar que cada cierta cantidad de tiempo se produce una corrida al
dólar paralelo; una especie de burbuja con forma de serrucho, en una especie de
sobrerreacción para luego bajar un poco, quedando en un nivel más alto que el
anterior. En los últimos dos años, hubo un primer pico en enero del 2013, otro
en mayo de ese año, un tercero en enero del 2014 y un cuarto shock en septiembre
pasado. Estas últimas semanas estamos viendo una quinta corrida, aunque por
primera vez el cambio es hacia abajo.
En todos los casos la dinámica es la misma y la voy a explicar con un ejercicio que se lo debo a un gran ex profesor mío de Economía del Comportamiento.
Miren por favor la siguiente secuencia de cotizaciones del dólar paralelo. Las flechas en rojo para abajo significan que ese día bajó el billete norteamericano, mientras que las flechas amarillas para arriba representan una suba del blue.
En todos los casos la dinámica es la misma y la voy a explicar con un ejercicio que se lo debo a un gran ex profesor mío de Economía del Comportamiento.
Miren por favor la siguiente secuencia de cotizaciones del dólar paralelo. Las flechas en rojo para abajo significan que ese día bajó el billete norteamericano, mientras que las flechas amarillas para arriba representan una suba del blue.
Supongamos que termina la
primera semana y usted ve que el dólar bajó el lunes, el martes, el miércoles,
subió el jueves, pero volvió a caer el viernes. Qué cree usted que sucederá la
próxima semana? Si tuviera pesos y dólares, qué haría ese viernes cuando
termina la semana? Compraría más dólares o vendería los que tiene?
Pero antes, mejor observemos la semana siguiente de cotizaciones.
El dólar bajó el lunes y el martes, subió el miércoles y volvió a perder posiciones el jueves y el viernes. Cuando termina esa semana, compraría o vendería dólares?
Bien, continuemos observando cómo sigue el mercado una semana más
Ahora continuó la caída el lunes y el martes, pero el dólar subió miércoles, jueves y viernes. Qué haría usted al final de esta tercera semana? Compraría más dólares, vendería algunos de los que tiene o se quedaría sin hacer ninguna operación?
Pero antes, mejor observemos la semana siguiente de cotizaciones.
El dólar bajó el lunes y el martes, subió el miércoles y volvió a perder posiciones el jueves y el viernes. Cuando termina esa semana, compraría o vendería dólares?
Bien, continuemos observando cómo sigue el mercado una semana más
Ahora continuó la caída el lunes y el martes, pero el dólar subió miércoles, jueves y viernes. Qué haría usted al final de esta tercera semana? Compraría más dólares, vendería algunos de los que tiene o se quedaría sin hacer ninguna operación?
Les cuento que les he tomado
el pelo con el ejercicio anterior, puesto que las evolución del mercado del
dólar que han visto en estas tres semanas no es real. La armé con una función
de Excel que se llama “Aleatorio” y que arroja al azar números entre 0 y 1. Si
el número que salía era mayor que 0,5 ponía una flechita para arriba, si en
cambio salía un número menor que 0,5 lo representaba en el ejercicio con una
flechita roja hacia abajo. Una metáfora ardiente, diría un amigo.
Hablando en criollo bien básico, les cuenta que no hay ninguna tendencia en el ejemplo de cotizaciones con el que jugamos recién. Las rachas son producto exclusivo del azar. El problema es que no estamos preparados cognitivamente para ver el azar; no lo comprendemos. Estamos diseñados evolutivamente para detectar la más mínima tendencia y reaccionar instintivamente ante ella.
Ocurre que cuando todos creemos ver una tendencia alcista, salimos masivamente a comprar para aprovechar la suba y generamos un aumento real del dólar. Lo mismo cuando creemos ver una tendencia a la baja.
Estas últimas semanas se han combinado entonces factores reales y psicológicos para explicar la baja en el dólar. En primer lugar el Gobierno decidió cambiar su estrategia de financiar el déficit fiscal emitiendo billetes y salió a endeudarse con un bono (el BONAD 2016) que además funciona como un seguro de cambio porque es dólar linked. El 27 de octubre se activó el primer tramo del swap con China por 814 millones de dólares. Combinadas, esas estrategias han bajado el dólar cobertura que había llegado a mostrar una relación de 14,92 pesos por dólar, pero que para el 30 de octubre ascendía a 13,80. En segundo lugar, la percepción de una tendencia bajista genero una corrida para deshacerse de los dólares que habían sido comprados a precios altos, buscando lo que en el mercado se denomina una “toma de ganancias”. Nada que vaya a durar, advierto.
En lo sucesivo, el dólar seguirá comportándose de acuerdo a esas variables; si se relaja la política monetaria y vuelven a caer las reservas, pues volverá a subir. Y si se produce una racha de días de subida se activarán los mecanismos psicológicos que generan la corrida con profecía autocumplida.
Hablando en criollo bien básico, les cuenta que no hay ninguna tendencia en el ejemplo de cotizaciones con el que jugamos recién. Las rachas son producto exclusivo del azar. El problema es que no estamos preparados cognitivamente para ver el azar; no lo comprendemos. Estamos diseñados evolutivamente para detectar la más mínima tendencia y reaccionar instintivamente ante ella.
Ocurre que cuando todos creemos ver una tendencia alcista, salimos masivamente a comprar para aprovechar la suba y generamos un aumento real del dólar. Lo mismo cuando creemos ver una tendencia a la baja.
Estas últimas semanas se han combinado entonces factores reales y psicológicos para explicar la baja en el dólar. En primer lugar el Gobierno decidió cambiar su estrategia de financiar el déficit fiscal emitiendo billetes y salió a endeudarse con un bono (el BONAD 2016) que además funciona como un seguro de cambio porque es dólar linked. El 27 de octubre se activó el primer tramo del swap con China por 814 millones de dólares. Combinadas, esas estrategias han bajado el dólar cobertura que había llegado a mostrar una relación de 14,92 pesos por dólar, pero que para el 30 de octubre ascendía a 13,80. En segundo lugar, la percepción de una tendencia bajista genero una corrida para deshacerse de los dólares que habían sido comprados a precios altos, buscando lo que en el mercado se denomina una “toma de ganancias”. Nada que vaya a durar, advierto.
En lo sucesivo, el dólar seguirá comportándose de acuerdo a esas variables; si se relaja la política monetaria y vuelven a caer las reservas, pues volverá a subir. Y si se produce una racha de días de subida se activarán los mecanismos psicológicos que generan la corrida con profecía autocumplida.
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