Cuando el
gobierno kirchnerista implementó el cepo cambiario allá por el 31 de octubre de
2011, el Blue estaba en $ 4,49, y su tendencia a partir de allí fue siempre
hacia arriba. Hoy está sobrevolando los $13,50, pero esta crecida no ha sido
necesariamente en línea recta, como es lógico en el precio de cualquier activo.
Ninguno se mueve de manera lineal.
Hace poco más
de un año y medio, en febrero de 2013, en esta misma columna estando fuera del
país, escribí que el Blue iba camino a los $ 10. En esos días, el Blue estaba
en $7,50 y yo estimaba que el pronóstico de los $10 debía llegar hacia mediados
de año (se terminó dando a comienzos de mayo de 2013). Ya más curtido, a
mediados de octubre de 2013, escribí que el Blue iba camino a los $ 12 y la
cotización paralela de fines de enero de 2014 me dio la razón. Cuando Argentina
iba hacia el default aconsejé comprar U$S con el Blue en $12,80 y dos meses
después, ya se encontraba en $16, un valor con un altísimo componente
especulativo, por cierto.
Ahora
bien, en algunas consultas privadas sobre cuándo va a dar el tan esperado
rebote, siempre respondo lo mismo: “no existe capacidad alguna del gobierno
para sostener la actual cotización, y si sigue ejerciendo el poder de policía
en las cuevas, la gente lo va a comprar en la calle”. Hay otras respuestas, y
lo ampliaré de inmediato, pero el escenario del Blue a $ 20 en marzo de 2015 me
parece más que valedero.
Cuando
Vanoli asumió como presidente del Banco Central, el Blue tuvo una abrupta caída
del 22%, desde la zona de los $ 16 a los $ 12,50, y por supuesto que no alcanza
este escenario para decir que la tendencia alcista en el dólar ha finalizado. El
Blue ha tenido caídas de magnitud similar en el pasado, luego de lo cual siguió
subiendo. Tal fue el caso cuando alcanzó los $ 10,80 hacia junio de 2013 y
después cayó a la zona de $ 8 y cuando alcanzó los $ 13 pesos en febrero de
este año para retroceder hasta $ 10,50.
La Base Monetaria está
hoy en aproximadamente $ 420.000 millones y las Reservas en casi $ 29.000
millones, lo que da un referencial de $ 14,50 para el tipo de cambio, más lo
que la expectativa negativa y la especulación le sumen. No hay secreto en esto.
Y tengo serias dudas de que el gobierno pueda seguir absorbiendo los pesos que
emite a través de distintas Letras. Con la Base Monetaria en la zona de los $ 500.000
y las reservas en la zona de $ 25.000, como preveo para marzo, el dólar
convertibilidad llegaría a $ 20. Matemática pura, mis amigos.
Para entender porqué
cayó el Blue los últimos días hay que poner atención en algunos factores: el
primero fue porque se impidió la operatoria del Contado con Liquidación (el
volumen transado cayó en un 90%!!!). El Contado con Liquidación es el mercado
blanco libre del dólar, y la operatoria se impidió a través de todo tipo de
presiones (investigaciones de la AFIP y poder de policía) a los participantes
de ese mercado. Lo más tenebroso del análisis es que el Blue no cayó por cambio
de expectativas, porque si así hubiera sido, el Boden15 no seguiría teniendo un
rendimiento absurdamente alto como lo tiene.
En segunda instancia,
además de hacer este análisis descriptivo del pasado, no debemos perder de
vista lo esencial: el problema que genera la caída del valor del peso continúa
sin solución, y cae porque el estado gasta más de lo que recauda y esa diferencia
la cubre dale que te dale a la maquinita de imprimir billetes. Tan simple
como eso. Con un año electoral en puerta, resulta difícil pensar que el estado
actuará con siquiera un poco de la disciplina fiscal que debería tener.
Veamos mientras cómo
está intentando financiar este gran gasto minimizando la necesidad de imprimir
pesos, por dos grandes caminos: endeudamiento interno y esterilización.
El endeudamiento interno
ha sido una novedad que ha explorado el gobierno recientemente a través de la
emisión de bonos “dollar linked” (atados al precio del dólar oficial). Sin
embargo esta es una vía muy limitada y sólo se han conseguido colocar el equivalente
a unos $ 14.000 millones de pesos. Esto es muy poco comparado con los $ 200.000
millones de pesos de ampliación de gasto anunciados en agosto de este año y los
$ 57.000 millones extra anunciados hace dos semanas.
La esterilización
comprende al mecanismo por el cual el estado se financia imprimiendo pesos, al tiempo
que instruye al Banco Central a que se endeude por montos similares con deuda
de corto plazo (las llamabas LEBACS o Letras del Banco Central). Pero cualquier
persona con un mínimo de sentido común entenderá que esta es sólo una solución
de corto plazo y no es más que esconder la basura debajo de la alfombra: no se
puede jugar este juego de manera indefinida. Los agentes del gobierno que se
hacen llamar economistas creen que pueden hacerlo a su gusto y placer. Un error
importante.
Pero veamos ahora la
parte más interesante y peliaguda de todo este embrollo: el gobierno espera
resolver el problema de los holdouts apenas iniciado el 2015 para luego tener
vía libre para endeudarse en el exterior y llegar a finales del año electoral
con un poco más de aire. La subestimación de los factores es lo que a mi
entender los/nos condenará, puesto que han dado sobradas pruebas de impericia
intelectual para resolver problemas macro y no conocen los tiempos de los
mercados de capitales.
Las dificultados para
lograr un acuerdo ya están a la vista, conjuntamente con los pocos incentivos
de los prestamistas internacionales de prestarle dinero a un gobierno en
retirada, que sigue gastando sin solución de continuidad.
Dicen que los
economistas somos los mercaderes del desastre, definición con la que no
coincido en absoluto, pero –para ponerlo en términos futbolísticos- este
gobierno no para de tirar centros. Hay que adelantarse a la jugada: el momento
de compra es hoy.